Concursos de La Monarca azul. “Había una vez un mundo llamado Steemit”

Había una vez un mundo llamado steemit, en donde nadaba un pequeño plancton, buscando como crecer. Chapoteaba y chapoteaba entre los demás plancton, produciendo burbujas de posts, buscando mejorar la calidad de sus burbujas cada día que transcurría. Los otros planctons solo lo hacían para comer y le decían: no pierdas tu tiempo en poner bonitas tus burbujas. Pero, planctito amaba hacer burbujas redondas, ovaladas, pequeñas, grandes, de colores. Sin embargo, sus burbujas no llegaban a subir lo necesario y eran aplastadas por las demás burbujas de otras criaturas más grandes que nadaban metros más arriba. Un día, una corriente marina lo llevó junto a un cardumen de sardinas, que lo ayudaron a hacer su burbujitas más grandes.

Feliz, planctito, se quedó junto a ellas. Poco a poco lo fueron llevando a otros estratos, donde había anchoas, arenques, cazones que se encariñaron con sus burbujas y promovieron sus creaciones. Lo enseñaron que lo importante es amar lo que haces y ser constante en alcanzar tus sueños. Planctito siguió mejorando sus burbujas constantemente. Una tarde andando entre rayas y merluzas, una sombra gigante eclipsó la luz del sol, un sonido muy peculiar inundó el lugar, le preguntó a sus amigos que era ese gigante y le respondieron: Una ballena!

Este gran mamífero se acercó y le dijo que le había llamado la atención la forma de las burbujas que fabricaba y que por todo su esfuerzo y su constancia en mejorar, le conferiría el deseo de convertirlo en el pez que más deseara. Planctito después de pensarlo, decidió pedirle que lo transformara en un pez volador, para llegar más allá de la superficie del mar, ver las estrellas. Y así, a la mañana siguiente, se sorprendió de su nuevo cuerpo y su capacidad de volar.

Volaba y nadaba más rápido. Chapoteaba más fuerte y creaba burbujas más lindas y de formas extrañas. Sus otros amigos lo felicitaron y le dijeron que continuara con su esfuerzo para convertirse en un día en una ballena. Pero, planctito, que ahora era un pez volador, les agradeció sus elogios y se despidió de ellos para volver a sus orígenes y ayudar a otros hermanos planctons a crecer, siempre que desearan ser lo mejor de ellos mismos.