Mi relato comienza siendo un chico, queriendo tener poderes extraordinarios, recuerdo que quería tener vista de águila para distinguir a las personas que bajan del cerro, ver en la oscuridad para ganar en el escondite y tener súper fuerza para mi defensa.
A los 20 quería poder tomar sin emborracharme, permanecer despierto siempre, fue una época donde el dinero compraba poderes vanos.
Al pasar los años, teniendo ya 30 cumplidos, en mi país cayó una plaga roja, la cual me hizo emigrar a otro país, eso fue para mí la criptonita que no mata pero que sí debilita. Me hizo caer en un agujero negro, pasando por tormentas de recuerdos, lluvia de meteoritos cargados de reflexiones, mar de lágrimas doradas, sus olas me arrastraron hasta la orilla, me golpearon tan fuerte que me voltearon boca arriba, era de noche todavía, las estrellas brillaban tanto que su luz me segó, fue entonces cuando me trasporte, estaba en mi rancho con las personas que más amo, abracé a mis hijos bese sus cabezas mientras inhalaba el olor particular que tiene cada uno: Jacob me dijo, "tonto donde estabas" mientras Janna corría hacia mis brazos, al abrazarlos cerré los ojos, me hallaba de nuevo solo en esa isla solitaria, pero con una energía que nunca había sentido, estaba seguro que había adquirido poderes, cada vez que parpadeaba en trasportaba a lugares donde anduve, con mis hijos, desde entonces cierro los ojos y me trasporto al lado de mis hijos, uno a cada costado, les beso la frente y le doy la bendición todas las noches.
Ahora me convertí en el hombre que se trasporta por el tiempo y espacio, tanto así, que al colocarme el casco empiezo a escuchar sus voces, es inevitable transportarme hasta manejando.
