Mi presentación a Sttemit// Homenaje a mi pueblo querido

Resguardada por montañas que asemejan guardianes titánicos postrados a manera de muralla, olores a cafetales, hidratada por las corrientes incesantes del río Luisa y sumergida bajo el ambiente infinito de cordialidad, donde el buenos días del vecino, viene acompañado del ¿va a tomar tintico? (una taza de café). Ese café, cosechado por manos campesinas llenas de esperanza y endulzado por panela, derivada de cañas de azúcar, cosechadas en la misma región; dada la variedad climática de la que dispone la tierrita (término coloquial).

La gan inspiración de don Aristóbulo García Ávila, le concedío a nativos y visitantes, degustar de una maravillosa descripción literaria del pueblo. A continuación se exponen líneas de inspiración de don Aristóbulo, plasmadas en el hinmo del pueblito:

Rovira, pueblito pequeñito
En ti viví mi infancia y mis mejores sueños
Tus calles empinadas, forman en mi memoria
Paisajes pintorescos, que el tiempo no ha borrado

Pueblito, la vida me ha llevado
Por distintos caminos, por sendas diferentes
Y viejos compañeros igual que los abuelos
Viajeros de la vida se fueron para siempre.

Coro
Rovira, tierra de mis mayores
De mis viejos amores
Jamás te olvidaré
Y quiero que siempre sea grandioso
Altivo, generoso, así te quiero ver
Y quiero que siempre sea grandioso
Altivo, generoso, así te quiero ver.

Río Luisa, guarda tantos secretos
De las primeras citas, resuena el primer beso.
Guaco, paseo obligado, lo mismo mateguadua
Cascada de Martínez, sitios que no se olvidan
Tu ceiba, testigo centenario
De sueños infantiles y noche de bohemia,
Olor a cafetales, llega desde La Chapa,Montañas imponentes que cuidana mi pueblo...

El rovirense es el resultado del mestizaje de la sociedad tribal Pijao y miembros de la sociedad española, esta última, representada por el noble Juan de Borja, quien para el año 1570 logró someter a la comunidad Pijao, liderada por el cacique Mi-Ara-Ka, y dar nombre de Miraflores al lugar. El territorio ha experimentado la metamorfosis de ser villa a convertirse en municipio, y fue para el año 1930 que presenta el cambio de nombre por Rovira García. Sin embargo, debido a que existía un pueblo con ese nombre en el departamento de Santander, se atribuye el nombre de Rovira, evitando así confusiones.

La mayor parte de la población de Rovira, esta ubicada en zonas rurales denominadas veredas, a las cuales, se puede llegar en vehículos tipo campero que en su mayoría son de marca Toyota, y están debidamente organizados en una cooperativa. La población del municipio aumenta drásticamente para los días en que se madura el café, y que la gente coloquialmente conoce con el nombre de "cosecha". Y es este el tiempo más esperado por todos los habitantes de la región, porque comerciantes y finqueros, consiguen aumentar su liquidez monetaria como resultado de la comercialización del fruto de café, ya sea en estado verde (café mojado) y/o seco.

Entre los meses de abril y Mayo, los cafetales pasan del tener el color verde oscuro y lo frondozo de sus ramas, a teñir de color rojo cada estremidad del árbol de café, llenando de alegría desde el infante hasta el más longevo de la familia que habita en la finca. Es ese el momento en que se presenta migraciones masivas del personal recolector de café "andariegos", provenientes de otras regiones cafeteras como lo son Antioquia, Risaralda, Quindio, Caldas y el Huila, entre otras.

La coordilidad y corteseía que se respira en el ambiente del pueblo y zona rural, esta impregnada en genética del rovirense. En los parques es usual encontrar grupos de dos o más abuelos, compartiendo historias de vida, archivadas en su memoria, y que atraen la atención de jóvenes. Son estos abuelos a los que hace referencia Don Aristóbulo en sus líneas del hinmo de Rovira, y los señala como "viajeros de la vida". Asímismo, en los parques frecuentan miembros de la población infantil, haciendo usos de columpios y demás atracciones del lugar, y no dejan pasar desapercibido degustar de los helados del famoso "Picolin". Los dos hemisferios extremos del ciclo de la de vida, convergen en el mismo lugar, donde el abuelo quisiera tener la vitalidad y espiritú de aventura, sin perder su gabinte de historias y de batallas, libradas en el transcurrir de su vida.

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