Dentro de las distintas actividades que he hecho, estuvo dar clases de deporte en la Escuela Simón Bolívar de Manoa, en Puerto Ordaz. Compartir con estos niños a mi cada día que me tocaba asistir e impartir mis clases, era lo máximo, porque me iba cargado de energía positiva, solo ver que ellos son felices con gestos, actividades, con cosas que quizás puedan ser simples para nosotros.
Allí conocí a las que luego serían unas grandes amigas de la vida, la Directora Mirian Hernández, la Coordinadora Nuglesis González y las maestras, que con gran cariño se dedican a enseñar y cuidar de los niños.
En mis recuerdos siempre están Carlitos, Itamar y Eran, quienes eran los alumnos más pícaros y extrovertidos de mis clases.
Cuando tuve la oportunidad de retribuir todo el cariño y afecto que recibí en esa maravillosa escuela no dudé en hacerlo. Las fotos de mi TBT son de una de las donaciones que hice, con libros, uniformes y útiles escolares para todos los niños. Ese día pasamos una mañana feliz compartiendo con todos los niños, porque es más lo que recibimos de ellos que lo que nosotros le podemos ofrecer, esas son sonrisas mágicas que te transforman.
Donde consigues tu motivación diaria? ¿Tus sonrisas mágicas?