El término “Teología” no es de origen hebreo, sino griego y
ha sido acuñado académicamente como la disciplina de la
ciencia que procura establecer un “entendimiento científico
de Dios”, por la vía de Platón (428-348 a.e.c.), y que se
convierte en una rama de la Filosofía Griega, llamada
posteriormente “Metafísica” por el aporte de Aristóteles,
otro filósofo griego ( 384-322).
Asumida por el Cristianismo Histórico, la Teología es vista
como una sistemática de exposición de la fe fundamentada
en los Escritos Judíos Sagrados y el aporte de la llamada
Teología Natural que devino en Teología Dogmática todo lo
cual se presenta de forma casi conjunta en lo que se conoce
académicamente como Teología Sistemática porque busca
presentar de manera lógica y sistemática un sistema fijo de
la fe que se procura exponer, con la mira de que sea
entendible por la mayoría y al mismo tiempo recibida como
teología autoritativa y normativa para la fe.
Visto así, la Teología es una especie de Ingeniería de
Sistemas que presenta, metódica y ordenadamente, los
reclamos de la doctrina que sustenta un grupo religioso
determinado.
Si “Teología” no es un término hebreo, sino griego, ¿por qué
hablamos entonces de la Teología Judía? La razón se
esconde en el hecho de la crítica convertida en paradigma
que el Judaísmo no tiene una exposición sistemática de Di-s,
a lo sumo, una historia de la fe, pero no un sistema lógico y
una metodología científicamente ordenada, como
subrayamos en la Introducción.Como respuesta a ese paradigma, ha surgido en el mundo
judío la necesidad de responder demostrando que el
Judaísmo posee, con mayor razón que las demás estructuras
religiosas tradicionales del mundo, una historia y una
metodología científicamente válida, de aquellos elementos
que definen, en el otro campamento, el concepto de
Teología.
Con la mira de ofrecer esa respuesta de una forma
científicamente aceptable por la Teología Clásica, surge lo
que llamamos la Teología Judía, es decir, la exposición
sistemática de la fe judía de forma lógica y científica.
En este sentido podemos decir que la teología judía no se
formó de una sola vez, ha sido el producto del desarrollo de
la experiencia religiosa de muchas sabios, como los profetas,
videntes, maestros y rabinos a lo largo de la historia del
pueblo judío. En sentido general, con la conclusión del
Talmud, una colección de escritos jurídicos de gran
importancia,, circa 500 e.c., concluyó el período de
formación teológica judía.
Desde entonces, la reflexión teológica sobre todo ese cuerpo
de literatura producido a lo largo de la historia forma parte
de nuestra teología y le da forma y sentido teológico, pero
no es su esencialidad que viene de ese proceso generacional
que alcanza su clímax en una experiencia única en su clase:
la revelación pública de la Toráh por Di-os mismo, en un
evento contemplado por millones de personas y de lo cual el
pueblo judío es testigo histórico.
Este elemento es el gran eslabón perdido en todas las
demás teologías sistemáticas conocidas y precisamente lo
que da a la Teología Judía, su unidad y unicidad.
Ninguna religión del mundo, ninguna teología conocida
puede ofrecer la evidencia de su origen divino como la
Lo
teología judía, precisamente porque le plació a Di-os escoger un hombre, Moshé, y un pueblo (Israel) para revelar los
principios de fe y prácticas por los cuales debemos vivir.
El monoteísmo de la Toráh es, sin duda, el mayor aporte que
la Teología Judía ha dado a Israel y al mundo. Es un examen
sistemático de las enseñanzas de la religión judía a la luz de
la Revelación sobre la cual reflexionaron luego los profetas,
jueces, maestros y sabios de nuestro pueblo.
Es cierto que grandes pensadores judíos, sabios, filósofos y
teólogos han surgido a partir del Talmud, como los grandes
pensadores medievales Sadia Gaón ( 882-942) o Pakudah
(siglo 11), o Yehudá HaLeví ( siglo 12) y su contemporáneo
Maimonides (1135-1204) etc., los cuales fueron
influenciados por otras escuelas filosóficas de pensamiento,
ya sea aristotélica o neoplatónica o ambas, pero ninguno de
ellos dieron al mundo un tratado de Filosofía Griega, sino
Teología Judía.
De hecho, su encuentro con la filosofía griega no vino por el
Griego, sino por el árabe, lo que de por sí revela el tipo d
reflexión teológica que hicieron. Ellos tomaron la teología
judía y trataron de expresarla en un idioma que era
relevante para su momento y su lugar de servicio a Di-s.
El gran aporte que hicieron no fue apologético, esto es,
defender la tesis de que el judaísmo es la única teología que
puede demostrar su origen divino, sino académico, es decir,
demostrar, más allá de la duda razonable, que el Judaísmo,
interpretado bien, constituía un sistema filosófico por sí
mismo y por tanto, contenía una verdad filosófica digna de
ser recibida por todos por aquel ingrediente de Sinaí que lo
hace Uno y Único en su clase.
Precisamente eso es lo que hace de ellos teólogos más que
filósofos toda vez que demostraron que la verdad trasmitida
por Moisés, los Profetas y los Maestros y Sabios de esa
cadena teológica generacional que concluye oficialmente
para el tiempo del Talmud, (cuando el canon teológico es cerrado,) es una verdad diferente a los postulados filosóficos
que los demás hicieron.
En otras palabras, los teólogos judíos aportan al mundo, no
solamente la grandeza del Monoteísmo Absoluto de la fe,
con la existencia de un solo y único Di-s verdadero, sino
que la propuesta de otros sistemas en el sentido que Di-s
reveló a los Griegos la filosofía como a los judíos la Toráh, y
que ambos son los dos lados de una misma moneda, carece
de fundamento, que hay una sola verdad y una sola y que
esa una y única verdad está en la Revelación no en la
Filosofía.
Muy interesante y oportuno, gracias por compartir saludos desde Venezuela
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