A lo largo de nuestra vida, vamos descubriendo placeres a medida que pasa el tiempo, de niños puedo decir que ver televisión, pasear, jugar con nuestros amigos y dormir, eran nuestras mayores satisfacciones; pero a medida que vamos creciendo, van aumentando nuestras expectativas de placer y disfrute, ¿cierto?; hoy compartiré con todos ustedes uno de mis mayores sueños hecho realidad, en dos ocasiones, pude ir a un sitio místico, maravilloso, lleno de historia, un lugar que ha sido denominado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en diciembre de 1988 y es que hablo de la CIUDAD PREHISPÁNICA DE CHICHEN ITZÁ, uno de los principales atractivos arqueológicos de México, específicamente en el Municipio de Tinum del Estado de Yucatán.

Tomar la decisión de viajar a ese mágico destino, fue sencillo, puedo decirles que la experiencia fue fácil y cómoda, aunque en el aeropuerto de Cancún las medidas de seguridad son muy extremas y en ocasiones intimidante; sin embargo una vez pasados los controles, la calidez de los mexicanos se hacía notar. El camino hacia la Ciudad Arqueológica, lo realizamos con la Corporación “Experiencias X-caret", quien nos brindó toda la logística, un excelente guía bilingüe mexicano; la ruta fue de aproximadamente tres horas, en el camino pudimos observar aspectos propios y de la vida cotidiana de los habitantes de esta parte de la Península de Yucatán, en ocasiones, no sentía distinción de ubicación geográfica y sentí que eran zonas del oriente venezolano. El calor y la humedad, se tornan sofocantes, por lo que recomiendo mucha hidratación, ropa ligera, un buen pañuelo, lentes de sol y gorra o sombrilla.

Chichen-Itzá, fue el punto neurálgico de la civilización maya en el período comprendido entre los años 525 d.C. y el 1.100 d.C., su mayor atractivo es la “Pirámide de Kukulcán”, denominado también como “El Castillo”, consta de cuatro lados y en el tope se puede observar una estructura rectangular, una especie de templo; cada lado de la pirámide consta de 91 escalones más uno que conduce al templo superior, dando un total de 365 escalones (se dice que es uno por cada año), en uno de sus lados se presentan dos serpientes en su base, en representación al dios Kukulcán (Serpiente emplumada), quien “desciende” a la tierra durante el equinoccio (20 / 21 de marzo Primavera – 22 / 23 septiembre Otoño), mediante un juego de luces y arquitectura propia. Posee una acústica interesante, ya que al aplaudir frente a ella, emite un eco similar al del ave Quetzal, considerada igual de sagrada.

Conocer este hermoso lugar, me hace sonreír e impregnar mi ser de tranquilidad, fuerzas para continuar e incluso, sus imágenes llegan a mi mente en ocasiones de tomar decisiones importantes, es algo que no puedo explicar, solo se siente... como dice el slogan de X-caret: "Así se siente México en la piel". Agradezco a Dios por esta oportunidad, a México por abrirnos las puertas, a la Corporación Experiencias X-caret por tan excelente servicio.