Gracias por esperar, tenía que almorzar. ¿En qué me quedé?

Me despierto temprano, quiero ir al taller a pesar de mi malestar, además, ya me estoy empezando a sentir mejor, ese elixir de la vida está funcionando muy bien…

Como decía, me desperté, vi mi blog y me acosté en la cama con mi hermanito Daviel que se acababa de despertar, le di un abrazo y en eso llegó mi papá. Trajo unas compras para el almuerzo y para nuestro desayuno y cena. Hace rato le había dicho que compre el estaño, pero de seguro se le olvidó, si eso pasa, ya no tendré fe en la humanidad.

Un metro de estaño, tantas cosas que quiero hacer con él, espero que me rinda, la próxima tendré un poco de dinero guardado por si me quedo sin estaño, ya que no quiero que me vuelva a pasar, creo que fue más de un mes el que pasé sin este material.

Voy al taller con mi metro de estaño que por cierto, costó 200.000 bolívares, cosa que para mí, no es muy cara. Con un dólar me compro metro y medio de estaño, ah, no, el dólar subió a 400.000 bolívares, entonces aún mejor, ya que con un dólar me compro dos metros de estaño. Siendo este el caso, entonces la cantidad que guardaré será un dólar, sí, ese será mi dólar de emergencia para comprar estaño, lo tendré en efectivo en una parte de mi cuarto para que sea totalmente accesible.

En el taller están Bezalel y mi papá que se me adelantó por unos minutos y llegó primero, nos ponemos a trabajar. Yo soy la herramienta gratis y muy accesible de mi papá, porque le ayudo metiendo el brazo en la boca de los cuatros para pegarlos por dentro, así queda mucho mejor. Aunque, creo que él es mi herramienta muy fácil, porque lo que hago es difícil, es verdad. Pero creo que aun así salgo ganando yo por los premios que me da. Una chupeta y un estaño mensual, mientras que él tiene para comprar la comida y solucionar problemas. ¡Nos usamos mutuamente!

Después de todo eso y otras cosas más, nos pusimos a laquear. Laqueamos todo, las maracas y sus cabos, el cuatro, la mandolina y la bandola. Todo quedó muy bonito, esta era la última laqueada, después de esto tocaría pulir y otras cosas que serían los toques finales. Por si no lo mencioné, le pusieron nombre a las maracas que le voy a regalar a mi hermanito Daviel, me gustó mucho como quedaron, te pego una foto para que veas como quedó el nombre.

Más tarde, volvimos a la casa y yo me traje el cautín junto al estaño y la navaja que me regaló mi papá. Hoy salimos para el boulevard aprovechando que era semana de flexibilización, hace tiempo que no salíamos, me gustó mucho que mis hermanos gastaran energías, y yo, yo no tenía energías para gastar, más bien no me alcanzan para caminar, no tengo energías ni para levantarme, no como, ni para dormir tengo energías.

Está bien, tampoco es que no tenga energías, pero los que sí corrieron y hicieron carreras por un árbol fueron mis hermanos.

Hace bastante tiempo, escribí en el grupo familiar de mi Facebook, que ahora uno no sabe si el tapabocas es para protegerse del coronavirus o para protegerse del yutong (autobús rojo controlado por la "ley" que patrulla las calles de San Fernando para llevarse a las personas que no usan las medidas de protección, en este caso el tapabocas). Obviamente, todos dirán que es para protegerse del coronavirus, no lo niego, pero sí puedo decir, que esta publicación tiene un gran significado, ya que con esto me refiero, que la gente pareciera que carga el tapabocas para eso, para que cuando el autobús rojo que pasa y se lleva a los que no usan dicha protección, se lo pongan rápidamente y se salven de ser llevados. ¿Qué pasó con el miedo al coronavirus? ¿Qué pasó con eso de que nadie quiere contagio? Yo creo que eso es pura tontería, le tienen “miedo” a que el caimán se los coma pero siguen nadando al lado suyo y no dejan de molestarlo. Todos los días que salgo, siempre veo a alguna que otra persona con el tapabocas en el cuello, otros lo tienen volteado, y hasta hay algunos que ni siquiera se les ocurre llevarlo. Creo que no era necesario que mi papá no comprara el estaño para que mi fe en la humanidad se acabara.

Llegamos a la casa, y decidí empezar a usar el estaño, terminando un proyecto que había empezado hace mucho tiempo, frenado por la falta de dicho componente, de seguro alguno se imaginará de lo que hablo.

Así es, un proyecto que lo dejé hasta allí hace mucho tiempo, lo continuaré y terminaré. El error había sido que una de las puntas, se había roto por dentro. Así que rompí el cable, le soldé otra punta y le eché silicón, esta vez, le doblé la punta y me gustó más ese diseño. Lo probé y funcionó, ahora sí, podemos volver a conectar los audífonos de la computadora y del televisor. Yo hice la prueba con el televisor y me gustó tanto que me quedé viendo televisión un buen rato. El día culminó, ya hice muchas cosas interesantes y muy divertidas, creo que toca despedirnos.