Tenemos las redes en este momento inundadas de cursos para trabajar remoto, y esta vez quiero detenerme en el ANTES, en el qué nos pasa cuando escuchamos la frase TRABAJO REMOTO y qué pensamientos emergen casi de inmediato en aquellos que nunca han incursionado en este mundo y que incluso después de haber hecho el curso o los cursos impiden el llevarlo a la acción. Encuentro algunos líderes que han intentado llevarlo a la práctica sin que desaparezca esa especie de malestar o cuestionamiento y sin ver resultados satisfactorios y otros que sencillamente se resisten. Me doy cuenta de que más allá de la competencia técnica fácil de encontrar en este momento, hay algo que "predispone" para entrar en ese, o en otros nuevos mundos y habilita o no.
Imaginemos por un momento que vivimos e interactuamos en "mundos". Así, está el mundo familiar, el profesional, el social... y todos aquellos en los que se desenvuelve el hacer diario. Estos mundos son espacios distintos en los que interactuamos a través de nuestro lenguaje, las conversaciones en cada uno de ellos son distintas. Por ejemplo, un odontólogo tiene todo un conjunto de conversaciones especializadas en su mundo profesional y con sus colegas que quienes no somos de ese mundo no entenderíamos. Para entrar en el, ellos se han formado y han practicado y además han elegido estar allí. Nuestra identidad, eso que somos, cambia en la medida en la que interactuamos en esos distintos mundos.
Ahora bien, si seguimos en esa metáfora, podemos darnos cuenta de que:
Lo que somos viene determinado por esos mundos que habitamos.
La manera en la que nos relacionamos con esos mundos es importante.
Podemos intervenir en nuevos mundos, de hecho lo venimos haciendo a lo largo de nuestra vida.
Podemos elegir entrar en nuevos mundos.
Podemos crear nuevos mundos (los emprendedores son especialistas en crear nuevos mundos).
¿Qué necesitamos para entrar en este nuevo (para muchos) mundo del trabajo remoto (y en muchos más)?
Podemos empezar el camino desde el aprendizaje. Aprender, es una forma de cambiar realidades y en ese camino, entran las conversaciones que tenemos con nosotros mismos (conversaciones privadas) cuando nos toca aprender algo nuevo, entrar en un nuevo mundo. Y es en esas conversaciones donde surgen los "enemigos" del aprendizaje, esos pensamientos que se disparan en nuestra mente sin que podamos controlarlos y a veces, sin que nos demos cuenta o los identifiquemos.
¿Cuál es la conversación que estás teniendo contigo mismo en este momento para incursionar al trabajo remoto? Comparto algunas de las que he escuchado:
Yo no se de esto, no se me da y a esta edad no aprenderé.
La tecnología no sirve, esto tiene que ser presencial.
No funcionará, los clientes no quieren eso.
Como estábamos, estábamos bien.
No podré controlar lo que hace mi equipo, en su casa no trabajarán.
No hay nadie con suficiente autoridad para enseñarme a mi eso.
No puedo mostrarle a mi equipo que no sé.
No sé que no sé.
(puedes agregar más a esta lista)
Si descubres en esa lista una conversación que te parezca familiar has dado ya el primer gran paso: identificarla. A partir de este momento puedes elegir algo distinto. Suena fácil, y puedo entender que no lo es. Hace un par de meses surgió para mi la oportunidad de trabajar remoto en una empresa remota: Torrenegra Accelerate. Cuando me plantearon la posibilidad recordé mis resistencias anteriores a la tecnología (algunas aún presentes) que me habían impedido anteriormente intervenir en ese nuevo mundo, por ejemplo: "a mi edad no aprenderé" (tampoco es que soy muy vieja, pero las conversaciones privadas a veces pueden ser así de tontas e inhabilitadoras) pero esta vez, había algo mucho más poderoso que me movía a retirar del camino esas resistencias. La principal: el propósito estaba alineado 1000% con mis valores. Cada vez que me lo mencionaban podía percibir que mi cuerpo gritaba lo que mi mente callaba: yo quiero estar ahí. Era una oportunidad de aportar valor al mundo desde una creencia arraigada y poderosa para mi: las empresas son el motor de los principales cambios en el mundo, están cambiando, el mundo cambia en tiempo real y yo quiero ser parte de ese nacimiento y crecimiento de las nuevas empresas, donde sus creadores se hacen parte no solo de generar resultados, sino de darles significado y tener un impacto positivo en la sociedad, de hacer de este mundo un lugar mejor. De manera que, la emoción de la ambición de dar y la pasión por un propósito cargado de sentido para mi se convirtieron en mis "aliados" del aprendizaje y me siguen acompañando en este camino. Cada día voy navegando cada vez mejor en este nuevo mundo y pude además identificar que en la historia de mi vida han sido esos los valores que me han movido a entrar en diferentes mundos y cuando no ha sido así, sencillamente no sucede. A ti ¿Cómo te sucede? ¿Cómo han sido las experiencias positivas de aprendizaje en tu vida? Esos momentos en los que has incursionado en nuevos mundos fluyendo y feliz, reconocerlos puede darte la clave de aquello que esta vez necesitas.
Después de leer este artículo, ¿Qué responderías a las preguntas de este titular?.