Podrían llamarse Las Cascadas de los Olivos, porque Ouzoud significa olivo en la lengua bereber.
Estas impresionantes caídas de agua se encuentran a 150 Km. de Marrakech.
Salimos temprano junto con otras diez personas en un mini-bus rumbo a Ouzoud.
Teníamos un guía para nuestro grupo y fuimos siguiendo el río. Al principio el agua circula mansamente sin nada que indique que, poco después, las aguas tienen una caída libre de 115 m. de altura.
El estruendo que empiezas a oír cuando te vas acercando va en aumento, hasta que te encuentras las cascadas casi de improviso.
La belleza del lugar te subyuga, pero también te percatas de que no está exento de peligros.
Nuestro guía lo advirtió, pero era evidente. No había vallas protectoras y algunos, menospreciando el riesgo, se acercaban peligrosamente al borde del terreno.
Parece ser que cada año un número indeterminado de personas elige este lugar para lanzarse al vacío.
Si usas el cerebro no tiene que pasar nada.
El lugar es de una belleza natural impresionante. Descendimos por un camino de tierra hasta la falda de la montaña.
Tuvimos que ir al servicio y además de soportar una cola considerable, hombres y mujeres compartíamos los mismos sanitarios, te encuentras en el túnel del tiempo...
Nos íbamos acercando al centro de mayor atención.
Después de la experiencia de la barcaza (en el vídeo se vive intensamente), ascendimos por la ladera derecha de la montaña. Vistas impresionantes de nuevo.
Hicimos una parada en un mirador y desde allí pude constatar que la estupidez humana no tiene límites.
Seguimos ascendiendo hasta la zona comercial...
Compartimos mesa con una madre y su hija, danesas, que venían en nuestro grupo del mini-bus. Muy agradables y un placer conocerlas.
Por la tarde de vuelta a Marrakech.
Mañana, 8 de junio, último día...