¿Qué se investiga? ¿Por qué hay un fiscal especial? ¿Ha cometido el presidente un delito?
La Casa Blanca vive en un escándalo permanente. Se suceden las revelaciones que acechan a Donald Trump y fuerzan a sus colaboradores a dar explicaciones constantes. Hay líneas difusas pero todas ellas tienen un patrón común que no deja de consolidarse: están relacionadas con una presunta conexión con Rusia del entorno del presidente. Es la llamada trama rusa de Trump que investigan el FBI, comités del Congreso y también un fiscal especial, Robert Mueller. En su comparecencia este jueves en el Senado, James Comey sostuvo que Trump le despidió como director del FBI por su investigación a la trama rusa y detalló cómo le presionó para cerrarla.
Estas son las claves del caso:
¿Qué se investiga?
Estados Unidos acusa a Rusia de robar correos electrónicos del Partido Demócrata que distribuyó Wikileaks en la antesala de las presidenciales de noviembre con el objetivo de ayudar a Trump a ganar las elecciones. Varias personas del entorno de Trump tienen lazos con Rusia. El FBI y el Congreso investigan si hubo algún tipo de coordinación entre el equipo de Trump y el Gobierno ruso en la injerencia electoral.
¿Por qué fue despedido el director del FBI?
Trump despidió el 9 de mayo a Comey como director del FBI. Dirigía la investigación de la agencia policial a los presuntos lazos entre el equipo de Trump y la injerencia rusa durante la campaña. El presidente sostuvo inicialmente que le destituyó por recomendación de Rod Rosenstein, el fiscal general adjunto, por la gestión que hizo Comey del caso del servidor privado de la demócrata Hillary Clinton. Pero más adelante Trump admitió que iba a despedir igualmente a Comey y que en su decisión influyeron las pesquisas sobre Rusia. Y dijo al ministro de Exteriores ruso, según una filtración, que con el despido se había quitado un peso de encima en la investigación.
Desde su destitución, Comey es una pesadilla para la Casa Blanca. El exdirector del FBI confirmó este jueves las acusaciones que ha ido filtrando su entorno desde su despido: que Trump le pidió “lealtad” y que él se negó a darla, y que también le instó a cerrar la investigación a Michael Flynn, que fue el primer consejero de Seguridad Nacional del presidente, por sus vínculos con Rusia.
¿Cuál es el papel de Michael Flynn?
El teniente general retirado fue uno de los principales asesores de Trump durante la campaña. Tras ganar las elecciones, el republicano le nombró su consejero de Seguridad Nacional en la Casa Blanca. Pero Flynn solo estuvo en el cargo 24 días al verse forzado a dimitir, el 13 de febrero, tras destaparse que mintió al vicepresidente Mike Pence sobre el contenido de unas conversaciones que mantuvo en diciembre con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak.
Los servicios de inteligencia estadounidenses grabaron las llamadas de Flynn con Kislyak, algo que es habitual al tratarse de un diplomático de un país rival. En esas grabaciones, se descubrió que Flynn estaba “estaba engañando a la opinión pública” y era susceptible “de ser chantajeado” por el Kremlin. Así lo expuso el 8 de mayo la ex fiscal general Sally Yates, que fue la que dio la voz de alarma a la Casa Blanca.
Desde su dimisión, se ha sabido que Flynn ocultó los detalles de los pagos que recibió de empresas rusas y de un empresario turco antes de las elecciones, lo cual ha afianzado la opacidad sobre los lazos extranjeros del militar.
¿Por qué es tan importante el embajador ruso?
Kislyak, un veterano diplomático ruso y de quien se especula con que es espía, habló en diciembre por teléfono con Flynn cuando ya se sabía que el 20 de enero iba a convertirse en consejero de Seguridad de Trump. Supuestamente hablaron sobre las sanciones a Rusia impuestas en diciembre por el anterior gobierno de Barack Obama por los ciberataques que los servicios de inteligencia achacan a Moscú.
En julio y septiembre, el embajador se reunió con el entonces senador Jeff Sessions, que apoyaba la campaña del republicano y que ahora es el fiscal general de EE UU, lo que le permite presentar cargos judiciales. Sessions no reveló esos encuentros en su comparecencia de confirmación en el Senado. Tras detaparlos la prensa, anunció en marzo que se inhibiría de la investigación de la trama rusa y que el responsable de supervisarla sería su número dos Rosenstein.
¿Qué hará el fiscal especial?
En el enésimo viraje del culebrón, la prensa reveló el 16 de mayo, y como confirmó Comey en el Senado, que Trump le pidió el 14 de febrero, al día siguiente de dimitir Flynn, que el FBI cerrase la investigación a su exconsejero de Seguridad, en lo que supone un claro intento de intromisión. Comey se negó a hacerlo. La noticia avivó la tormenta política.
Al día siguiente, el Departamento de Justicia anunció que Rosenstein había decidido nombrar un fiscal especial para investigar la trama rusa. Es decir, una figura independiente que podrá presentar cargos penales y que liderará las pesquisas ante la sospecha, tras el despido de Comey, de que tanto el FBI como Justicia puedan ser influidos políticamente.
Trump conoció la decisión con muy poca antelación y no escondió su malestar. Dijo ser objeto de una “caza de brujas”.
Comey admitió en el Senado que le pidió a un amigo que filtrara las notas que tomó de sus contactos con Trump para tratar de forzar la designación de un fiscal especial.
El elegido es Mueller, director del FBI de 2001 a 2013, un jurista veterano, perseverante y respetado por demócratas y republicanos. La figura del fiscal independiente garantiza, al menos teóricamente, que la investigación llegará hasta al final, lo cual acrecienta los riesgos para la Casa Blanca pero también el alivio si no se encuentra nada irregular. En paralelo, siguen su curso las pesquisas de distintos comités del Senado y la Cámara de Representantes sobre la trama rusa.
¿Ha hecho Trump algo ilegal?
Por ahora, no se ha demostrado que hubiera algún tipo de coordinación de Trump o su entorno con el ciberataque ruso. “No hubo connivencia mía ni de mi campaña, pero solo puedo hablar por mí: con Rusia, cero”, alegó el presidente al día siguiente de designarse el fiscal especial. En su testimonio, Comey confirmó que Trump no estaba siendo investigado y que el presidente negó haber cometido alguna irregularidad.
La revelación de que Trump pidió a Comey que el FBI dejara de investigar a Flynn o que "despejara la nube" de la trama rusa puede interpretarse como un intento de obstrucción a la justicia, lo cual es un delito. Sin embargo, para poder acusarlo de cometer ese delito habría que demostrar que tenía una intención de obstrucción de la justicia, lo cual es complejo de probar. Serían necesarias pruebas claras sobre esa intencionalidad.
¿Qué rol tiene el yerno del presidente?
Jared Kushner, yerno y uno de los principales asesores de Trump, está siendo investigado por el FBI por la reunión que mantuvo en diciembre —entre las elecciones presidenciales de noviembre y la investidura presidencial de enero— con el embajador ruso. El marido de Ivanka Trump también se entrevistó con Sergey Gorkov, responsable del banco ruso Vnesheconombank, que ha sido objeto de sanciones estadounidenses por las injerencias rusas en Ucrania.
Según la prensa estadounidense, en la reunión con el embajador en la Torre Trump de Nueva York —que también atendió Flynn—, Kushner le propuso establecer un canal secreto y seguro de comunicación entre el equipo del presidente electo y el Gobierno de Vladímir Putin antes de la toma de posesión de Trump. Dicho canal nunca se abrió.
¿Qué dicen demócratas y republicanos?
Los legisladores demócratas llevaban semanas pidiendo la creación de un fiscal especial para investigar la trama rusa. Están satisfechos con el nombramiento, sienten que Trump está más acorralado e incluso algunos hablan de impulsar un proceso de destitución (impeachment) contra el presidente.
Pero esa posibilidad parece lejana dado que tienen que haber motivos delictivos y se necesita un apoyo mayoritario del Congreso. Actualmente, el Partido Republicano controla las dos cámaras. La mayoría de legisladores conservadores aplaudieron el nombramiento de Mueller, pero sin dudar de la honestidad de Trump. Y durante la comparecencia de Comey, algunos senadores subrayaron que no hay pruebas claras de intencionalidad y que solo hay percepciones del exdirector del FBI.
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