El útero es la sede de la creatividad, es zona fértil que todos hemos habitado.
Es nuestro primer hábitat, la primera casa que habitamos y el primer entorno en el que nos desarrollamos. Todo lo que sintamos y vivamos en el útero a través de nuestra madre quedará instaurado en nuestro inconsciente.
Desde la posición de la madre, el útero representa el territorio y la responsabilidad de organizar el nido para el hijo que llega. Todo lo que pueda llegar a limitar o condicionar la capacidad de organizarlo libremente para la gestación del bebé generará un impacto emocional en la mujer, afectándola de tal manera que tendrá una repercusión en la biología del hijo.
Al ser el órgano de la menstruación, cualquier problema relacionado con el útero generará alteraciones en el ciclo menstrual, afectando su regularidad, duración o intensidad. Poniendo en evidencian cómo vive la mujer su feminidad, sexualidad y su rol como madre, esposa y guía.
Al ser nuestra primera casa, los problemas y síntomas asociados al útero la mayoría de veces están relacionados con situaciones donde la madre experimenta dificultades para llevar a buen termino la gestación del bebé o sentir que no se encuentra en condiciones en las que pueda cuidar adecuadamente el embarazo. Con frecuencia estos conflictos están asociados a situaciones donde hay una amenaza de pérdida o tienen connotaciones sexuales asociadas a la pareja.