Muy buenas noches, apreciados amigos lectores. Hoy he escrito sobre el niño y la infancia, la idea vino al leer la siguiente cita, que llamó poderosamente mi atención.
Lejos de ser un fenómeno “natural”, la infancia es una construcción social que se transforma histórica y culturalmente en las relaciones adultos-niños. Hoy se encuentra dividida entre una imagen tradicional que enfatiza su dependencia y necesidad de protección y otra más moderna que ofrece posibilidades y exige responsabilidades. El reto es construir una sociedad que tenga en cuenta las capacidades de todos.
Ser niño en el siglo XXI
¿Niño de antes; niño de ahora? ¿Infancia de antes; infancia de ahora?
La visión de las nuevas sociedades desafían a la infancia; ha pasado de ser un espacio idealizado por la inocencia, la esencia más prístina del ser humano; a repensar a los niños y lo que representan, como una idea de "pequeñas personas" asumiendo roles en una sociedad signada por graves contradicciones.
Es importante considerar que la infancia la hace "el niño" y el concepto que de él se tenga discurre hacia lo que el colectivo social caracterice. Analicemos más de cerca, pues tal división, pensar en lo tradicional y en lo moderno, podría ser artificial.
Si nos referimos a la infancia como un espacio social, podemos asegurar que ser niño, definitivamente, no es igual hoy que hace 50 años. Por ejemplo, antes, a los niños se les brindaba y consideraba los espacios de juego como imprescindibles para su óptimo desarrollo. Tener amigos y jugar, era tan obligado, en mejores términos, claro, que las tareas escolares; actualmente a los niños se les colapsa, por lo general, de deberes y actividades "adultas".
Por otra parte, el ser humano, como ser biológico, psicológico y social, tiene su fundamento en la confluencia de estas bases. Es arriesgado pensar que la infancia es una dependencia social, que brinda un nicho de construcción alrededor de lo que pensamos que es un niño, sin evaluar el peso neurobiológico y psicológico en tal dimensión.
Además, el desarrollo del ser humano es universal y los principios que lo gobiernan son estándares, no pudiendo haber marcadas diferencias sino entre brechas generacionales muy distantes. Y este punto viene por el hecho de pensar que estamos hablando, constitucionalmente, de dos organismos diferentes.
En este sentido, puedes revisar el trabajo de León Viloria, en referencia al desarrollo infantil
Los niños, ciudadanos del mundo. Apostando a una reconciliación.
Si revisamos el ideario de Francesco Tonucci, sobre el tema, su visión filosófica no deja nada a la deriva, pasando por la reconciliación de "el niño y su infancia".
La idea vertebradora del mensaje de Tonucci es considerar a los niños ciudadanos desde el nacimiento en lugar de futuros ciudadanos. El modelo del mañana, representado por los adultos, que somos los de ayer, asume que los futuros ciudadanos lo serán cuando crezcan y gracias, exclusivamente, a nuestras enseñanzas. Sin embargo, si reconocemos la ciudadanía plena de los niños desde su nacimiento, eso requiere saber, aceptar y reconocer sus derechos y, por supuesto, escucharlos.
La infancia según Tonucci.
Entonces...
Como dice Tonucci
Los niños nacen para ser felices y, en cambio, solemos orientarlos u obligarlos a ser lo que nos parece más útil, más ventajoso.
La infancia según Tonucci.
El conflicto no es el niño y su infancia, ya que ellos se pertenecen.
Referencias.
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