Muy buenas noches, apreciados amigos lectores.

Le doy las gracias a @solperez por hacerme recordar momentos tan especiales de mi vida. Por hacernos un margen en momentos de delicado equilibrio emocional; especialmente para los venezolanos. Este ejercicios nos recuerda que tenemos motivos por los cuales vivir y luchar.

Te invito a participar en esta emotiva actividad. Lo vas a disfrutar muchísimo, te lo garantizo.

Aquí las bases...

Narra ¿cuál es “tu tesoro más valioso” y por qué?, ¿qué representa para ti emocionalmente?, ¿cómo llegó a tus manos?, ¿hace cuánto tiempo?, ¿podrías exhibir tu tesoro en una foto para la comunidad.

Todas las imágenes son de mi archivo personal.

Mi tesoro más valioso.

Fue el 29 de agosto, a las 11 y 45. Recuerdo que era un día muy soleado, caluroso y tranquilo.

Martes, del año 2000.

… y se llamó Andrés Manuel.

A 20 años, casi todo … cuando algunos dicen que 20 años son, apenas nada.

Un hijo no es solo alguien que está presente. Es parte de tu historia, y esto significa que en él vive el imaginario de lo que, incluso antes de nacer y a lo largo de los años de convivencia, has delegado como una parte importante de ti al destino, porque desde el desprendimiento más natural, intachable y sin firma, regalamos una vida al mundo.

Un hijo es un anónimo entre bienes. Hay los que consideras tuyos y se quedan contigo; pero un hijo es lo que te enseña a querer desde el más fiel desprendimiento y deseo de cuidar, para plantar en la libertad de los sueños, en la bondad del consejo, en lo implacable del cuidado, en la suavidad de tus manos sobre su frente y en el adiós; no como final, sino como muestra de la inefable capacidad de amar sin pretender.

Con mi hijo aprendí que lo mío no es mío y que la vida es de ambos.

Por eso es mi gran, gran tesoro.

Andrés,

Te encontré sin buscarte.

Y te sentí como el miedo de lo primero,

fue el día en que la vida persuadió mi vida .

e interrogó el futuro,

que sin tachas

se presentó impoluto y cercano ...

como en las hojas del calendario.

Viniste de tibias entrañas,

de lo que respira,

de lo que late,

a salvarme del olvido,

a encadenarme a la vida.

Ahora sé que 20 años son algo más que un tiempo en el calendario de mi vida.

Te invito a visitar mis redes donde podrás consultar información actualizada sobre educación y neuro-desarrollo.

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