Era el año 1968, durante el mes de Julio. Recuerdo este mes porque estaba de vacaciones y particularmente ese día, martes, mi familia y yo fuimos a visitar a mi tío Luis a unos 30 minutos en auto desde nuestro apartamento en la ciudad. Mi tío Luis vivía para ese entonces en una casa en las montañas que rodean Caracas, Venezuela, cerca de la ciudad de El Junquito. La propiedad se encuentra en medio de un bosque, muchos árboles y arbustos, con un camino privado desde la entrada que lleva directamente a la casa. Llegamos alrededor de las 5:30 p.m. Era una tarde hermosa y fresca con el sol cayendo rápidamente; fue entonces cuando vi a mi primo Jesús esperándonos, y tres bicicletas en el porche de la casa.
Bajé del auto, agarré una bicicleta sin decirle una sola palabra a nadie y corrí por el camino mientras mi primo me seguía en la otra bicicleta. Para cuando volvimos a la casa, casi una hora después, ya era de noche, solo unos pocos rayos atravesaban las nubes y se podía ver el vasto cielo.
Notamos otro automóvil estacionado, el auto del tío Otto. Dejamos las bicicletas a un lado y nos dirigimos a saludar a la familia reunida en el porche degustando algunos refrigerios. Estaban, la tía Aurora, la tía Yolanda, el tío Otto, el tío Luis, mi papá Rafael, mi mamá Hilda, mis primos Yuraima, Coromoto, Wilfredo, Otto Junior, Jesús y yo, Abraham; doce de nosotros en total.
Me moría de hambre y estaba muy emocionado al mismo tiempo, de hecho, todos los niños estaban muy contentos y emocionados de estar juntos y tener todo el patio de la casa que era perfecto para jugar "El Escondite", más adelante.
Después de cenar, alrededor de las 9:00 p.m., todos nosotros, los niños, jugábamos fuera de la casa, estaba oscuro. Tomé mi lugar favorito en los arbustos, donde sabía que era difícil encontrarme y el resto de los niños hicieron lo mismo. Desde la propiedad, y ya que estaba ubicada en la montaña, se podía ver la orilla del mar muy abajo de la montaña y, al mismo tiempo, el Valle de Caracas que está a unos cientos de metros sobre el nivel del mar hacia la derecha, la orilla del mar en el centro y hacia la izquierda, montañas, en pendiente y que se podia observer desde cualquier punto dentro de la propiedad. Por supuesto, la propiedad está por encima de Caracas, a unos 1.200 metros desde el nivel del mar.
Estaba esperando que el último de mis primos llegara a la pared que habiamos escogido para estar a salvo sin ser atrapado, y aún estando en mi escondite, cuando vi, justo enfrente de mí, una luz muy brillante, luz extraña, como a doscientos metro desde donde me encontraba, no puedo decir exactamente cuántos metros, pero en línea recta desde donde estaba. Pensé que era un helicóptero, aunque no escuché el sonido característico de este tipo de nave. Decidí dejar mi escondite y caminé hacia mi familia que estaba mirando la luz desde el porche de la casa con los ojos muy abiertos. El juego ya no nos interesaba más que la luz.
Vimos la luz durante unos minutos cuando comenzó a alejarse lentamente de la ladera de la montaña, de la casa, siempre en línea recta, como si se dirigiera al mar. Mientras tanto y muy despacio, la luz se transformó en dos luces más. Una de las luces giró a la derecha, hacia el valle de Caracas. Otra luz se dirigió hacia la izquierda y se perdió en la cordillera. La tercera luz voló hasta que estuvo justo encima del Aeropuerto Internacional de Maiquetía que se podía ver desde la propiedad, a unos cientos de metros hacia abajo, y la luz estaba justo sobre la costa, sobre el aeropuerto, siempre en línea recta desde donde estábamos y aproximadamente a 1.200 metros de altura, directamente sobre el nivel del mar.
De repente, todos nosotros pudimos escuchar un sonido como un motor a reacción. Buscamos las luces del jet pero nada se podía ver. Uno de los adultos comentó: "Creo que es un avión militar, suena como un avión de la fuerza aérea". El sonido del motor a reacción se apagó. No pudimos escuchar más. Ya no se veían dos de lasluces, la del aeropuerto y la que voló hacia la izquierda, sobre la cordillera. La tercera que ya estaba sobre el Valle de Caracas, después de que se escuchó el avión, se podía ver fácilmente.
Mis primos, Otto, Jesús y yo, montamos en las bicicletas y nos dirigimos a un major lugar, un poco más alto, para ver de cerca la luz que estaba sobre Caracas. Estuvo sin moverse en absoluto, solo flotando durante un buen rato. Pasamos 30 minutos mirando la luz antes de aburrirnos y decidir regresar a la casa.
Una vez en la casa, todo el mundo estaba hablando sobre lo que estábamos presenciando. Cada uno de nosotros tenía una idea más espectacular que la otra. Mientras estábamos en el porche y a eso de las 10:30 p.m., observamos cómo la luz que estaba sobre el aeropuerto, y que había aparecido de repente, comenzó a moverse de nuevo y lentamente hacia la propiedad, directamente hacia donde estábamos. Los niños entramos en pánico y los adultos estaban muy serios calmando la situación.
La luz se colocó en su posición inicial desde donde la ví la primera vez y se detuvo allí, flotando. Entonces, la luz, que se había perdido en las montañas antes, apareció acercándose a una velocidad constante hacia la luz central o principal. La luz que estaba sobre Caracas se movió hacia la luz principal también.
Menos de un minuto después de que esta última actividad comenzó, las tres luces se juntaron y se convirtieron en una sola luz una vez más. De repente, la luz pareció hacerse un poco más brillante antes de desaparecer rápidamente en un segundo y saltar hacia el oscuro cielo nocturno.
Cuento corto por Abraham Guevara
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