5°11′23″N 60°44′20″O son las coordenadas del paraíso rodeado de guerra.
Para cualquier persona que esté al tanto del acontecer internacional, no es un secreto la grave crisis que está atravesando Venezuela. Hace muchos meses, comencé a denominarla "Problema trípode" ya que, no sólo contiene situaciones políticas y económicas sino también situaciones sociales. Una vez subsanada "una pata del trípode" quedan dos más por ejecutar.

A pesar de la cruda realidad que como joven venezolana y universitaria, atravieso a diario, es un deber del hombre edificarse en las más duras circunstancias. Tal y como expresa Caloi "Las crisis obligan un poco a lo que es una de las partes más sensibles de la sociedad, los que son los artistas justamente, a pensar y a pensarse, a pensar su país, a pensar su papel y su rol en todo esto, las transformaciones del mundo y todas estas cosas", a pesar de la fuerte tormenta de injusticias, violaciones y clima deshumanizado, todavía podemos enfocarnos en lo positivo que ofrece la cara de la moneda, en este caso: el paraíso rodeado de guerra.

Tepuy Roraima, o monte Roraima es conocido como el punto más alto dentro de la región "Gran Sabana" en el parque nacional Canaima, Estado Bolívar, Venezuela. Sus paredes recorren una magestuosidad de miles de metros de altura. El tepuy abarca parte de Venezuela, Brasil y Guyana y es el punto de encuentro de gran parte de los mochileros aventureros del mundo. El acceso al mismo, está limitado a una entrada únicamente por Venezuela, recorriendo lugares como Santa Elena de Uairén, pueblo ubicado en la última parte de la frontera.

En el año 2015 tuve la oportunidad de emprender una excursión durante 11 días al gran Tepuy Roraima. La aventura comenzó con 12 horas de viaje en autobús hasta el pueblo de Santa Elena de Uairén, llegué aproximadamente a las 12:00 pm con la bienvenida de pobladores, pertenecientes a la etnia Pemón y un colorido almuerzo con un condimento típico de la región: picante de bachacos -no sabe tan mal como suena-.

Posteriormente, nos dirigimos a Paraitepuy, el cual es el último lugar hasta donde tienen acceso los vehículos todoterreno y además es el punto de partida de la excursión al monte Roraima. Una vez descargadas las mochilas, se armaron carpas y la primera noche se acampó en la zona. Los 3 días siguientes comprendían el ascenso a la rampa o a la base de la meseta del tepuy. Cabe destacar que llevaba un bolso con capacidad de 70 litros y un peso de 14kg en la espalda por lo que, caminar diariamente 8horas y en la noche saltar al río respectivo de la zona, representaba un hotel 5 estrellas para mí.

Dentro de los lugares que se encuentran en el ascenso a la meseta del tepuy, está el Campamento Tek, Campamento Kukenan y el Campamento Base (con el agua más congelada y ya en la base del tepuy). En cada uno de los campamentos, pasamos la noche acompañados de los lugareños pertenecientes a la etnia Pemón. El 5to día del ascenso, llegó mi momento menos esperado: el valle de las lagrimas.

Ésta subida, conocida como el valle de las lagrimas debe su nombre a la caída de agua por la que se transita. Veamoslo como una escalera totalmente vertical, por la cual subes al final del día luego de 8 horas caminando la sabana, con 14 kg en tu espalda y lo mejor del asunto: una caída de agua de cientos de metros de altura. No les miento, no fue fácil y se debe tener fortaleza mental para superar ese tramo del recorrido. Una vez llegas a la cima, logras observar la magestuosidad de la que tanto nos jactamos los venezolanos. La paz que impregna el ambiente no es comparable con ninguna sensación humana, al caer la noche puedes observar toda la vía láctea que en la ciudad, está oculta por la contaminación explosiva. Así transcurrieron los próximos días, recorriendo los Jacuzzis naturales del tepuy, el punto triple donde convergen los 3 países, el famoso Maverick e incluso la cueva de los brasileros.

Nuestro paraíso rodeado de guerra amerita que cualquier mochilero con ansias de aventura, lo visite.

En las próximas publicaciones, tendrán un híbrido con mis gustos, experiencias, perspectivas y supervivencia venezolana, hasta unas próximas letras:

R23.