Que bonita palabra, ¿verdad?, todo el mundo dice tenerla y nadie la posee al 100%.
Que maleable concepto, supeditado a la experiencia personal de cada persona, porque la realidad dice que ante una misma situación hay tantas verdades como testigos de la misma (sin entrar en los oyentes de los testigos, pero esos ya no son relación directa con el acontecimiento).
El problema de la verdad aparece cuando queremos imponer nuestra verdad (realidad, experiencia,...) ante los demás, que probablemente no vean esa verdad como verdad absoluta, por mucha buena intención que haya en esa imposición. Esta imposición hace sufrir a los demás y provoca enfrentamientos. De este planteamiento nacen expresiones como que no hay juicio justo (humanamente hablando), o que en una guerra solo hay perdedores (todos sufren).
Y, ¿como luchar contra eso?, La empatía, el ponernos en el lugar el otro, la escucha; si escucharamos mucho más de lo que hablamos entenderíamos mucho más las circunstancias de cada uno y seguramente comprenderíamos sus comportamientos y sus verdades.
Sin embargo nuestra sociedad no se caracteriza por eso, vivimos en la sociedad del yo, mi ,me, conmigo, y lo único que queremos es proclamar nuestros problemas y nuestras verdades, pero no hay nadie que escucha... Si dejaramos de ser tan egoistas (yo el primero) y escucharamos a los demás es muy probable que hicieramos un mundo un poquito mejor (a parte de crecer humanamente), porque la vida pese a todo es maravillosa, como decía Etty Hillesum (víctima del holocausto judío) en su diario.