Algunas veces desearía estar donde no estoy. Bueno, más que algunas,decir ‘muchas veces’ es más apropiado. Y no siempre se trata solo de poder ir a otros países, sino que me pasa como a muchos venezolanos: no me provoca estar en otro país, sino en otra Venezuela.
¿Cómo es eso? Les explico: yo quiero un país que funcione, que sea innovador, moderno, de progreso. Quiero renovaciones, cosas que motiven a vivir mejor. Eso no parece ser el común denominador en este pedazo de tierra al menos en los últimos años, pero de vez en cuando, aparecen cosas que te devuelven el optimismo.
Al menos en el momento en que fuimos a la Hacienda Santa Teresa, me pareció que esa otra Venezuela puede que sea posible, aunque aún esté lejos. Ya pasó un tiempo desde que hicimos este paseo, pero varios amigos han ido después gracias a que les echamos el cuento o por iniciativa propia, y las reacciones han sido similares: es una visita a lo que podríamos ser.
La logística
Es tan simple como decidir pararse temprano un sábado y manejar hasta El Consejo (digo sábado para que tengan el domingo para pasar el ratón). Les digo muy responsablemente: si el plan es ir a catar todos los rones posibles, consíganse un transporte o escojan a un conductor designado. Por ahí había una cuña que decía que los mejores viajes son los que se recuerdan, y poder sonar muy a doña, pero la idea es que regresen enteritos.
Me sorprende que el camino no es largo ni se hace pesado. Pueden ir por la Panamericana o por La Victoria. Si no tienen ni idea de a dónde van, Waze los lleva sin problemas. Van a saber que están cerca cuando empiecen a ver los Chaguaramos en el camino. Igual, aquí les dejo un mapita para que vayan viendo cómo es la cosa. Pueden llegar desde varios puntos. Si les provoca usar un fin completo, si manejan un rato más llegan a La Colonia Tovar y duermen allá.
Salgan temprano, pero tampoco se afanen en salir de madrugada. La Hacienda abre a partir de las 10 am y antes de eso, no se puede entrar ni al estacionamiento. Nosotros llegamos como dos horas antes y en los alrededores no hay nada que hacer. Además, hay poca oferta cercana para comer, así que váyanse desayunados. Nosotros comimos en unos puestos pequeños cercanos al terminal de autobuses, pero no es algo que recomendaría como parte del paquete turístico.
Juegan rugby y hacen ron
Desde que te reciben en la puerta son un saco de amabilidad y sonrisas, incluyendo al vigilante que nos dijo que lo disculpáramos pero que todavía no nos podía dejar entrar. Mientras esperábamos, vimos a varios muchachos de la localidad vestidos con su uniforme de rugby. Hay un buen estacionamiento para los carros, con muy poquita sombra, pero seguro. Para el momento que fuimos, las entradas las compramos en la puerta y había punto de venta. (Ahora que escribo esto, obviamente el precio de las entradas cambió. Para la info oficial, entren a la página) Esas entradas son solo el acceso a la Hacienda, porque las actividades se pagan por separado.
Primera impresión: positiva. El verde se te mete en los ojos, pura grama y puro espacio. Está la estación del tren ‘El Consejo’, que de hecho era la séptima parada del Gran Ferrocarril de Venezuela entre Caracas y Valencia (¿Se imaginan si todavía tuviéramos una buena red de ferrocarriles?) una barra al aire libre para los cursos de coctelería, el área lounge y un restaurante, que se llama La Zafra. Provoca correr como un niñito. Te reciben los muchachos de protocolo, que son la mayoría del pueblo de ahi mismo, e insisto en que la sonrisa y el buen ánimo se sentía genuino; tanto, que le pedí tomarme una foto.
La Hacienda Santa Teresa tiene una filosofía bien clara, más allá de lo de "hacemos ron y jugamos rugby". La historia de este lugar data de tiempos de la colonia, pero mejor es que vayan y no que yo se los arruine contándolo aquí. Yo me preguntaba que por qué rugby y no otro deporte más común en el país. El cuento va más o menos así: la Hacienda es de la familia Vollmer, y uno de sus gerentes es aficionado al rugby, por tradición familiar y universitaria. Le parece que recoge lo que es el trabajo en equipo y el avance, y por eso toda la explicación del proceso de fabricación del ron se hace en paralelismo con ese deporte. Resulta que un día, una banda del pueblo cercano se metió a robar, pero los agarraron. La negociación fue clara, o pagan trabajando o pagan cárcel. Cualquiera -incluso yo en ese momento en que escuchaba la historia- lo que piensa es que si robaron una vez robarán de nuevo, ¿cierto? pero parece que no todos piensan igual. A partir de ese incidente se originó el Proyecto Alcatraz, un programa de reinserción social para jóvenes con problemas de conducta, y que realmente es tremenda idea; se trata de integrar a tu vecino y mejorar tu entorno. Ha funcionado, según los resultados que expone la misma hacienda. Dicen que se ha bajado la tasa de criminalidad en porcentaje importante, por lo menos en ese sector, en parte gracias a ese proyecto. Resulta que el que nos recibió es Jesús, uno de los muchachos de la banda, que ahora es uno de los mejores jugadores de rugby del equipo de la hacienda.
Ya con esa experiencia me tenían ganada, honestamente, y lo bonito del sitio completó mi enamoramiento. La Ruta del Ron estuvo bastante interesante, esta bien hecha, es atractiva y entretenida (no se si están familiarizados con lo que yo llamo "Mentalidad Disney”*, pero aquí hay mucho de eso). Al principio nos dieron un recuento histórico a través de un material audiovisual muy bien producido y en un espacio bien ambientado, y justo antes de salir, nos entregaron un 'shot' (vaso pequeño) donde nos sirvieron el ron durante la ruta.
Pasamos por todos los procesos de fabricación exceptuando la línea de envasado (porque es fin de semana y está en descanso), yendo de un lado a otro en un tranvía cómodo con una guía excelente. También se conoce la casa Tovar. El olor en el sitio donde están los barriles para añejarlo es increíble, hasta para alguien que no es experta en esto del consumo de alcohol. Cuando se acaba el paseo te entregan tu certificado de participación y convenientemente terminas en la tienda, como en Disney, para que el que quiera comprarse una botella del licor que más le gustó, lo pueda hacer.
¿De qué no fui fan? Honestamente, del restaurante. Espero que con todo el tiempo que ha pasado desde que fuimos les haya dado tiempo de mejorarlo, porque nos pareció que los tiempos de espera fueron muy largos, la atención no fue la mejor y lamentablemente, la comida tampoco. Yo pedí un pollo al ron que me regañó (literal, sabía a un shot de ron) y que no me provocó terminar. El resto de las opciones son perros calientes o cosas por el estilo, y ya que no está permitido ingresar comida para hacer un picnic, sería bueno que la oferta gastronómica combinara con la idea de pasar un día completo allá.
[Nota: las últimas personas que fueron hablaron bien de su experiencia en el restaurante, así que habrá que volver para confirmarlo]
En verdad, es un paseo espectacular, yo diría que para hacerlo con un grupo de amigos, aunque nosotros fuimos en pareja y la pasamos super fino. Obvio que pasamos horas tomando fotos en la hilera de Chaguaramos y nos sentamos en la gramita a descansar. Les recomiendo que lleguen temprano si no hicieron reservación, pero pueden planear todo con días de antelación y reservar todo por la página.
La Hacienda es un ejemplo de lo que se puede hacer bien y del país que todos deberíamos tratar de ser. Vayan para que respiren un poquito del país posible, que a lo mejor vuelven con ideas y ganas de contribuir a mejorar su entorno.
*Mentalidad Disney: capacidad de pensar en grande, de producir contenido y cosas hermosas, con sustancia y estética bonita. No quedarse en el hacer por hacer, sino explotar todo lo que tienes para que quede lo mejor posible.
Los datos
- Abren de jueves a domingo y los feriados, entre 10 am y 5 pm.
- Si pueden reservar, reserven. Sobre todo si piensan ir con un grupo grande. Incluso, todo se puede comprar a través de la página de internet.
- La entrada incluye el derecho al estacionamiento.
- Los precios actualizados los encuentran en ronsantateresa.com. Para el momento de ésta publicación (19/10/2017) la entrada está alrededor de los 5mil bs y la Ruta del Ron por los 30mil Bs.
- Pueden hacer la Ruta del Ron, la Cata Santa Teresa, el taller de coctelería (yo quiero volver casi que nada más para hacerlo) o sentarse en la barra y/o el restaurante.
- Se pueden hacer eventos especiales, en caso de que se lo estén preguntando.
- No se pueden hacer picnics, lamentablemente.
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