Sube y baja el hambre de beneficios.
Sube y baja la sed de gloria.
Ganar, ganar, con un solo clic en pantalla nos tiene cogidos por los huevos.
Allí afuera tampoco hay nada más. No hay aventuras ni gente en la que curiosear.
EL amor tanto tiempo anhelado lo encontré y nos permitimos quedarnos en casa el máximo tiempo, porque con nuestros abrazos nos basta para todo.
Y así desaparece el hambre y la desesperación para mover la locomotora del mundo a base de sangre y sudor.
Yo la muevo a mi manera, pero sé que un grado de abismo superior en mi vida me permitiría concretar mas cosas.
Ambicionar un nuevo mundo.
Pero ahí se queda, como sueño de una ambición sin tener una clara ambición.
Cabellos sueltos caídos en el baño. Pelos de vello rasurados.
Pellizcos al destino y camisas blancas secándose al sol. Una bella tarde de invierno tropical y me hundo en apatía
acorralado por la tecnología y los cuadros de excel.