Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Salmo 77:3
No debemos de quejarnos; al hacerlo nuestro espíritu (que se comunica con Dios) se debilita, nuestra Fe decae.... Comenzamos a ver solo las dificultades y no vemos a nuestro Dios que es mas grande que el problema y además tiene el control de todas las circunstancias... Nos olvidamos de las Promesas que Dios nos ha dado y de lo grande que es. Todo lo vemos gris, hasta el agua...
El quejarse nos enferma el espíritu y el cuerpo...
¡No nos quejemos mas¡