Desamor por el cuerpo

Efraín un amigo de la academia militar, inició a sentir cansancio, y dolores musculares; luego que terminaba la comida, empezaba a sentir náuseas y dolor gástrico. Dejó de asistir a la academia por unos días; aún vivía con sus padres, pero ellos por aquella época, se habían ausentado de la ciudad, por motivos de trabajo y capacitaciones. Sin embargo, cierta mañana la mamá, que ya sabía de los malestares, notó que su hijo estaba muy agitado, de inmediato llamo a una clínica conocida.

Presentaba fiebre y la orina esta turbia, le practicaron análisis de sangre, como señal de emergencia y el diagnóstico fue -Hepatitis Vírica- Los padres suspendieron su viaje y regresaron, para estar informados de primera mano. La doctora responsable dijo que se trataba de una inflamación al hígado; es por contagio al tener contacto con sangre contaminada, puede ser sexual; sin embargo, ellos recordaron la pelea que hubo en casa cuando Efraín resultó tatuado, -ahí estaba el contagio-

La doctora los tranquilizó diciéndoles que rara vez, puede llegar a la muerte; el joven llegó a tiempo, para tratarlo. Luego de la desinfección, deberán estar pendientes cada seis meses, de controles; siempre se va a recomendar no realizar ningún método invasivo en el cuerpo, como tatuajes o el famoso Botox de estética; si no se hace con una entidad conocida y responsable; aunque nada de estas invasiones son necesarias para un cuerpo humano.

Cada 28 de julio y desde 2008 la organización mundial de la salud (OMS) viene haciendo conciencia para que se eviten las prácticas invasivas antes mencionadas; y así prevenir la “Hepatitis Vírica” es responsabilidad de padres y maestros no permitir, no aconsejar los tatuajes o los procedimientos estéticos, de ningún orden.