Buenas tardes, estimados amigos de Steemit.

En la I Parte de este tema introduje algunas generalidades sobre los principios de la teoría lacaniana sobre el deseo. Esta II Parte está dirigida a relacionar más cercanamente sus elementos con la naturaleza del hombre.

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¿Por qué deseamos determinadas cosas y no otras?

Mi clínica no indaga sobre el hecho ético o moral de nuestros deseos, sino cuál es realmente nuestro vínculo con él.

¿Por qué nos gustan parejas maltratadoras?

¿Por qué nos gustan los alcohólicos?

¿Es posible que sea que queremos ayudar a estas personas?

En ese caso, te felicito porque tienes un superyó saludable; pero ten cuidado porque tu vida sentimental no va a ser satisfactoria.

A estas alturas te estarás preguntando… ¿es que acaso no puedo ser fiel a lo que realmente quiero? ¿como si se tratase de una fuerza mayor, mi inconsciente rige lo que deseo?

Te diré que no, no es así.

Lo que pasa es que la propia naturaleza y fuerza del deseo es tan cambiante como la vida misma, el deseo es móvil, es lo vivo de la vida: es la vida, es nuestra esencia.

Entonces, ¿cuál sigue siendo el problema?

Que las personas no saben desear. Lastimosamente aprenden a desear lo que otros desean; y en el peor de los casos, lo que cree que desean los demás.

En este sentido, te sugiero que te cuides del sentido común. Ser deseados y deseables para el otro es nuestro deseo; pero las interacciones sociales nos demuestran que lo que hacemos es seguir un patrón que la moral y las buenas costumbres, en forma de guión urbano nos muestra sobre el deseo.

Sobre la escena social, somos actores, interpretamos roles, sin saber quién es el autor, quiénes son los actores, quiénes los protagonistas y cuál es la trama. El asunto estriba en que es complicado diferenciar entre el deseo y la fantasía en todo este juego social.

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Veámoslo de esta forma…

Nos dan una crianza donde debemos esforzarnos para ser padres modelos, amas de casa perfectas; pero y ¿si no queremos eso? Es el deseo de otro que desea en nuestro lugar.

Ahora veamos esto…

El Gran Otro.

Imagina una entidad; pero no es el Dios que tú conoces. Sin embargo, guarda similitudes, entre ellas es el único a quien puedes dirigirte con total fidelidad, a quien diriges tus plegarias (actos del lenguaje), ante quien realmente podemos ser nosotros mismos.

Es esta libertad (liberarse, ser libres) la que una gran cantidad de pacientes han encontrado en el psicoanálisis: llegar a un acuerdo entre la dolorosa e incesante demanda impuesta por Gran Otro y el deseo real.

¿Crees que podríamos ser más felices si deseáramos algo e inmediatamente se nos cumpliera?

No, probablemente.

Porque es lo que más arriba te venía comentando: el sentimiento de satisfacción no depende de que el deseo se realice; sino de su posibilidad, de su aplazamiento, de la fantasía, de la espera.

Pongamos el ejemplo de los problemas con nuestra pareja, ¿no crees que es mucha más fácil hablar y que nos comunicara qué es lo que desea de nosotros?, para así poder saber si nos encontramos en disposición de cumplir con sus deseos.

Realmente no podemos hacer nada con el deseo de la otra persona; pero con lo que sí podemos hacer algo es con nuestro propio deseo, lo cual representa un gran logro para la aceptación de nosotros mismos y, de hecho, aceptar a los demás.

Míralo de esta forma, tenemos a nuestros deseos tras una puerta, reprimidos ambos, él y nosotros; y únicamente somos libres cuando lo dejamos salir para que tome la forma más adecuada, aunque muy probablemente no será la que hayamos elegido; pero sí la que pide para emanciparnos de esos patrones negativos y que resultan dañinos tanto para nosotros, como para los demás.

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El análisis y el analista.

En este punto, ahora voy a hablarte sobre el papel fundamental de esta experiencia de vida frente al analista, que es la persona que coloca en evidencia tu deseo.

Funciona simplemente como un espejo porque no te podemos aconsejar ni decirte qué puedes hacer con tu deseo. Lo que hacemos es tomar tu testimonio y confrontarlo con sus significados, tanto los que percibimos en forma manifiesta, como los que están ocultos, así como si tratáramos de interpretar tu sueño.

La función y la ética del analista también vienen dadas por su rigor científico, donde median las experiencias de cada sujeto para que construya su subjetividad, lo cual le va a permitir hacerse responsable de ella.

Veamos esto…

No merezco ser amado.

Nadie me ama.

No creo en el amor.

Esta persona no me ama.

Un sentimiento común (amor) que es expresado de diferentes maneras, es la forma específica que cada quien tiene de relacionarse con su deseo, por lo que es importante la relación no la cura como si se tratase de una enfermedad del alma.

Con esta breve exposición no termino mis ideas en torno al deseo, en virtud de la brevedad con que les abordo el tema. Por los momentos les indico que el deseo es el hilo por donde he conducido las explicaciones de mi teoría sobre las etapas del pensamiento.

Tema que les dejo pendiente.

Referencias.

Jacques Lacan

La teoría del deseo de Jaques Lacan

Teoría del deseo en Lacan.

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