Las bizarras aventuras de Alan -Capitulo 1 - Parte 1-

Alan pasó un tiempo perdido en sus recuerdos gracias a la intensa luz blanca que lo encegueció tras haber interactuado con el mítico libro de la carreta, parecía como si alguien estuviera husmeando en su cabeza y haciéndose la idea de con quien estaba tratando a base de recuerdos.

-Hey !!! ¿Que haces?, detente. ¿ No te han comentado de los derechos de autor o algo asi ?

Por alguna extraña razon, Alan estaba completamente consciente de eso y a pesar de pedir a la “voz” de su cabeza que se detuviera, esta lo ignoro completamente y continuo revisando sus mas intimos recuerdos sin la más mínima sutileza.

-Eh, Hola ? no soy invisible !!!, Mira... eso es privado, aunque sea paga la comida antes de mirar

Ignorando completamente las reacciones de Alan, aquella voz finalmente terminó de dar un rápido paseo por sus recuerdos, determinó el tipo de persona que era Alan y en base a eso finalmente la cegante luz fue cesando de a poco, permitiendole a Alan finalmente darse cuenta de en donde estaba.

-Que ? espera no te vayas, aunque sea di algo por amor a dios!

El chico estaba en una especie de cueva, oscura, húmeda y llena de todo tipo de animales salvajes típicos del ambiente, pero lo que realmente llamó su atención muy rápidamente, fue un peculiar sonido metálico muy fuerte que provenía de lo que parecía ser la entrada a dicha cueva.

-Que diablos es ese sonido ? y ahora que lo pienso... como termine aqui en esta cueva?, sera que al fin el loco del pueblo creó su maquina NO-kamikaze de la semana ?, Ha !! si claro como si el lograra crear algo funcional en su vida.

Sin dudarlo ni por un segundo, Alan se apresuró a salir emocionado por aquel extraño sonido y tan pronto como logró salir de la cueva puedo verla… La más extraña carreta que jamas habia visto, con mas piezas metálicas que de madera y sin caballos que la movieran, un elegante a su modo estilo único que le recordaba un poco al equipo usado por los trabajadores de la antigua mina cerrada cerca de su pueblo.

Lo único que estaba claro en su cerebro al ver aquel espectáculo de metal, era que no se encontraba ni por asomo en las tierras que conocía y lleno de dudas, prosiguio a acercarse a aquella extraña carreta que por los momentos yacía detenida justo frente a la entrada de la cueva.