Ella desea profundamente ser fuerte.
En serio, lo desea; que no les engañe su actitud.
Hace un esfuerzo todos los días para convertirse en esa persona que quiere ser.
Pero...
Ella se quedó parada con la frente pegada a la pared saboreando esa palabra. Pero.
Cerró los ojos, sintió ganas de gritar otra vez.
¿Cómo puede ella no derrumbarse cuando aquellos que prometieron estar siempre a su lado le clavan un puñal en la espalda?
No. Se mordió el labio y abrió los ojos. No puede dejar que le vuelvan a herir.
Porque, siendo sinceros, esas personas no merecen estar a su lado cuando ella logre ser fuerte.
