En esas circunstancias, le dije_ no voy a negar que me gusto y me gustó tanto, que quiero repetirlo y muchas veces hasta que mis besos se agoten. Espero que, si este es un sueño no despertar y seguirlo soñando y viviéndolo, hasta dónde?, no sé, tú lo decides, siempre y cuando esta realidad no nos arrope y no y nos trate como si no merecemos estos momentos.
Creo que no sabía qué hacer, pero ella si sabia y me volvió a besar, y tuve que responder pero más por placer que por cumplir, Adele estaba despertando en mí, sentimientos que creí olvidados, que pensé que se habían agotado, porque no es lo mismo besar a tu compañera cuando han pasado tanto tiempo juntos, que esta unión se convierte en una familiaridad, no sé si es la rutina, que esos pequeños detalles pasan desapercibidos, y no con esto estoy juzgando las relaciones matrimoniales. Creo que es una realidad que se le presenta a muchas parejas, y son estos momentos los que fortalecen las relaciones de pareja, sé que lo de Adele es pasajero, en cuanto al tiempo, solo quiero vivirlo mientras dure.
_ Nos vamos ya_, le dije no sé si para evitar el momento, o, porque en verdad tenía que irme por el compromiso que tengo.
_ Si, se le va a hacer tarde después, y no quiero que estos momentos, que son mis momentos le vayan a hacer faltar a su compromiso.
_ Si supiera que más que el compromiso, necesito un tiempo solo, porque tú tiene tantas sorpresas que me agarraron fuera de base.
Nos fuimos y en el camino hacia el conjunto me dijo.
_ Disculpe que haya sido yo la atrevida, pero sé que tú nunca lo hubiese hecho, así que decidí tomar la iniciativa, y si se me vuelve a presentar lo volveré a hacer, porque era y es una necesidad que nació, como te dije anteriormente, en el primer momento que te vi, sé que tú no te acuerda.
_ Si te refieres al día de la reunión que hubo en el edificio, antes de navidad, déjeme decirte que sí te vi y me impactaste, por cierto tienes unas piernas muy bellas_. Me miro y se sonrió. Llegamos a la entrada y tomo el mismo ascensor que yo, puesto que quería despedirse con un beso, ya no en la mejilla, sino otra vez en la boca, y nos besamos de nuevo y para mí fue tan placentero que le respondí con mucha pasión. Llegamos al piso mío, me baje y la mire y le extendí un beso con la mano. Entré al apartamento, como ya era tarde me fui a duchar lo más rápido posible, me vestí, Alejandra me llama para decirme que me está esperando, cuando llego, me dice que mejor me lleve el carro, porque esta algo cansada y tiene mucho que hacer, me fui a la universidad y lo de siempre la rutina y algunas llamadas de atención a la gente que trabaja conmigo, con el objetivo de corregir fallas. Llegan Lisandro y Sigfredo, profesores del laboratorio, del primero ya he hablado algo, y del otro profesor tengo que reseñar su personalidad, ya que ambos son personajes bastante interesantes. Lisandro es un compañero algo pausado, medio comedido, pero últimamente está haciendo cosas que me tienen sorprendido, está haciendo lo mismo que yo, pero con alguien de su edad o de aproximadamente su edad. Sigfredo es más reservado, pero no comedido en el sentido de que cuando va a salir con una dama, sale y no se para en por menores, es decir su esposa sabe que esta con una chica y se lo aprueba a regañadientes o consiente que lo está haciendo. Ambos como yo, son profesionales en el ámbito científico y se dedican a la docencia y también a la investigación, lo que nos diferencia.
La oficina está lejos de mí, en el sentido existencial, estoy en ella físicamente y no estoy mentalmente, mi cabeza está lejos, está con Adele, me pregunto qué está haciendo, en que piensa, estará pensando en mí, en los momentos recién vividos, en los que faltan por vivir, por disfrutar, por volver a caer en los brazos de cada quién? , en que pienso yo?, pienso en ella, en sus labios, en su forma de ser, de pensar, de actuar, en Adele, pienso en lo que ella quiere ser y hacer, pienso si en verdad ella piensa en su futuro, en el mío, en el nuestro, porque nuestras realidades están convergiendo, y están convergiendo de una manera muy acelerada, y me preocupa y no me preocupa, me ilusiona y no me ilusiona, se pone mi edad por delante y mis años vividos y no me dan consejos, no me dicen qué debo hacer, ni siquiera si debo hacerlo. Dejare que el tiempo haga su juego y, que sea para bien o para mal, no se transforme en un tiempo traumático.
Pasa la noche laboral, y me llega un mensaje:
Hola, que haces y que piensas.
Me quedo un instante pensando y pensando que responder, se me ocurre contestar con su misma pregunta.
Hola, te lo voy a contestar de una forma simple, pienso en ti y que hago, pensar en ti.
Recuerde que está en su trabajo y no debe más que pensar en él, y lo nuestro, no lo piense, solo vívalo, disfrútelo y repítalo cuantas veces quiera, ese es el mejor antídoto para evitar los pensamientos, los pensamientos que a uno lo llevan a tomar decisiones a veces poco apropiadas, por eso haga como yo, vívalo.
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