Después de varios viajes estelares y tras varios mundanales olvidos, puedo mostrar con el máximo orgullo, que es dónde me debo y pertenezco. Mi vida transcurrirá siempre dentro de ese Templo donde entregué las sucesivas vidas.
Gracias Padre por los regalos. Gracias Hermano y Gran Maestro. Gracias a todos por los innumerables esfuerzos.
Y gracias a mi inseparable amigo y parte de mí mismo.