Un asado para celebrar

El 1 de enero de cada año, y también cuando llega el viajero; pero, cada vez que algún familiar cambia de vivienda, en nuestra familia se acostumbra a celebrar con un asado; la carne que predomina es la llanera; ojalá de ganados tiernos; por aquello de la piedad con nuestros mayores y abuelos que ya les cuesta destrozar el bocado sólo con las muelas.

Al llegar a visitar a familiares que viven en regiones rurales, marcadamente en los llanos orientales; de inmediato piensan en sacrificar un becerro, como atención a las visitas, al igual que algunos pueblos argentinos, la carne tierna es símbolo de vida. De inmediato se armó comida en un asadero del pueblo, aunque era viernes, ya la ternera estaba en las parrillas; de eso va este compartir, de anécdotas y costumbres carnívoras; las que repelen algunos veganos.

Aunque ellos tienen sus cabezas de ganado, a veces prefieren ir al pueblo, a escuchar la música y el chiste fresco o el acomodado, según cambia el tiempo y los jóvenes, quitan o ponen refranes al mismo cuento de nuestros abuelos. Vamos al pueblo dice mi hermana, aquí en la hacienda no debemos estar de afanosos, pues termina saliendo algo mal. Aquel día había encuentro de fútbol en la copa américa; unas cervezas no caerían mal, dijo el cuñado.

Se comprueba que ese fuego alrededor del asado crea una magia, de repente el carbón salta, y se desvían las miradas para saber que pasa; y viene otro brindis por los encuentros y por los negocios que hoy se concluyeron, dijeron en la otra mesa.

De repente llega la alegre mesera con la primera muestra de la llanera tierna; y alguien dice: - debe ser Carne Kosher, de las más tiernas y alimenticias. Ella dice levantando la voz; ¡creería que es mejor, pues son becerros de nuestros llanos, únicos, sabrosos y bien alimentados!

La carne tipo Kosher es una de las mejores, en cuanto a nutrición en proteínas y baja en grasas; están regulados por estrictos controles de calidad, desde que el ternero esta tierno; la alimentación y cuido son seguidos en cada etapa, para entregarle al comensal, lo mejor de la proteína del vacuno.

Claro que estas regulaciones y garantías no se pueden encontrar en la carnicería de la esquina, y menos en los mataderos clandestinos, que no cumplen con procesos de certificación y cuidados; con miras a entregar una posta, limpia, sana en cuanto a nutrientes y de buen sabor. De todas formas, en estas rancherías de pueblo es lo menos en lo que se piensa, aquí lo más importante es el encuentro y la parranda, con una buena cerveza y una bailada al son del joropo o la música ranchera.