Anoche soñé contigo, eras como un recuerdo distante que cuanto más trataba de recordar más olvidaba, te acercabas lentamente hacia mí. Yo estaba paralizado. No podía mover ni un musculo, hasta que por fin te tengo de frente. Cuando ya pude moverme, traté de besarte, pero desperté. En ese instante recordé todos los momentos que pasamos juntos, las risas compartidas, los dolores sufridos y las noches apasionadas que tuvimos. Pensé que te habías hundido en lo más profundo de mi memoria, pero estaba muy equivocado, siempre estabas ahí y nunca te fuiste.
No te escribo esta carta para decirte que estés conmigo, ya acepte el hecho de que ni en mis sueños más profundos podemos estar juntos, no puedo cambiar nada de esa decisión. Solamente quiero que sepas que yo no sé cómo voy a vivir con este ciclo. Cada vez que pienso estoy bien, que ya te superé vuelves como un fantasma en mi memoria. No veo el día en que pueda dormir tranquilo sabiendo que nunca más vas a volver a aparecer. Tan importante fuiste para mí que aquí me tienes, escribiéndote después de tantas veces que dije que no lo volvería a hacer, pero ahora me pregunto ¿Qué quieres tú de mí? Que siempre vuelves, me dejas sufriendo y te vas. Yo no puedo vivir así y necesito buscar una solución rápida para todo esto.