Cuando hemos estado en ambientes cálidos lo primero que pensamos es en encontrar una sandía, ojalá que este a la sombra; una vez que la localizamos y si está fresca es una maravilla, la compramos entera, pues es el mejor refresco natural; todos sabemos que la sandía es rica en vitamina “C” por tanto como antioxidante viene de maravilla, para subir defensas; quiere decir que, si estamos con catarro, la sandía nos puede ayudar.
Nuestras madres nos han enseñado, que la calidad y buen sabor lo tienen las sandías rojas por dentro; pues las hay algunas rojo claro-opaco; ellas dicen que no son sabrosas, son insípidas; entonces cuando la temperatura ambiente o corporal sube, la sandía es una buena opción para refrescarnos e hidratarnos naturalmente. Mi abuela siempre dijo: -olvídate de los refrescos de botella, échale mano a una sandía-
Hoy día existen múltiples formas de aprovechar una sandía y de presentarla de maneras creativas y atractivas al paladar; existen recetas para hacerla en granizado, en helados, en cócteles sin alcohol, en batidos; otra recomendación de las abuelas es disfrutarla sola, no es recomendable mezclarla, con otras frutas, y esperar una media hora para ingerir otros alimentos. Les presentaré una historia de amor donde la sandía también se hace presente.
Jesús y Carolina se conocieron en una oficina de gobierno, ambos eran profesionales en áreas administrativas, pero tenían cargos y funciones diferentes; cupido los flecho, se gustaron mutuamente, pero ambos pensaban algo así; (ella) -ese debe estar casado, es guapo, quizás llegué tarde a su vida (él)-está muy bonita, tiene buenas formas, ya superó los 25 años y por el apellido, creería que en la familia la casaron rápido-
Pasaban los años, se saludaban en la celebración de fin de año, o en alguna capacitación, se robaban miradas, ella fingía que no le interesaba, cuando él la miraba. Él no podía dejar de pensar porque temblaba cuando en la cafetería a veces se cruzaban. En Colombia ocurrió ese idilio; para estas mismas fechas en el día de amor y amistad; ella fue valiente, cuando le vio estacionar su auto, lo esperó.
Luego de un cálido apretón de manos, le dijo: hay una fiesta de integración, por amor y amistad, ¿vendrías a nuestro departamento a las 5? -quizás cupido lance flechas por ahí- de inmediato Jesús le contestó: -cancelaré una reunión y ahí estaré- Luego de la integración, él se ofreció, acompañarla a casa; ¡claro si tu esposo no viene por ti! - Carolina le miró de frente y le dijo; -no hay esposo, ni amor en mi vida-
Una vez en el auto, y unos metros antes de llegar a casa, el hombre se armó de valor y le dijo: ¿aceptas ir a Cartagena mañana temprano, pasar el día y almorzar juntos de día amistad? ¿Te vas a escapar de tu mujer? -preguntó Carolina mirándolo fijamente- ¡aún no me he casado, guardo las esperanzas contigo! ¿aceptas? -El primer vuelo sale a las 6 de la mañana- ella le beso tiernamente la mejilla, y dijo: ¡espero por ti!
Una vez en Cartagena, llegaron a Boca grande, en el restaurante que acordaron, una joven se ofreció esculpir la figura que quisieran en una sandía. Ese día, desayunaron y almorzaron allí mismo; llegaron al acuerdo de casarse un año después, si era alegría para ambos; ...ah, cuatro figuras hechas en sandía sellaron aquel compromiso un día 14 de septiembre.
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¡Hasta pronto, deseamos estén reunidos entre amigos, reciban nuestro cálido abrazo virtual!
Fotografía: @azabacheclaro, @cheysanta
Redacción: @hermandadsteem
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