A quienes piensan que los escritores son seres huraños que desprecian cualquier tipo de compañía, y consideran que requieren de la soledad para conseguir que se manifieste la musa de la creatividad, consiguiendo así escribir los textos más exquisitos, debo decirles que un escritor no es un hombre enclaustrado en cuatro paredes pagando una condena tan solo para poder producir obras brillantes, o por lo menos no en todos los casos.
Han existido los que se permiten la compañía incondicional de mascotas, pero no cualquier mascota en este caso me refiero a los gatos, los cuales destacan por ser independientes. Curioso, hay personas que no los toleran, aunque a mí me parecen unos de los seres más amigables y cariñosos que existen, tiernos, juguetones y abrazables; bueno no en todos los casos.
En mi contexto no me considero un escritor, como muchos solo lo hago por pasatiempo. Lo que si tuve fue la compañía de un magnifico felino, de nombre Kitty, hija de una siamés, gran compañera, más que todo en aquellas largas tardes de lectura, su ronroneo le daba un toque relajante al ambiente, además de brindarme recreación cuando requería de descanso mi vista.
Al respecto rememoro a escritores como Julio Cortázar, y a su gato “Teodoro W Adorno”, nombre tomado en honor del filósofo y sociólogo alemán. Tanto fue el cariño hacia el felino que lo incluyo ficcionalmente en varias de sus obras, como en “Rayuela”, "El Diario de Andrés Fava", o en el "Último round", y etc. Quizá esta mascota tiene características terapéuticas, es posible, a muchos nos hace bien la compañía de este peludo amigo.
De igual manera hubo escritores como Hemingway que fueron poseedores de felinos; pero si vemos el reflejo de estos en la literatura probablemente en la poesía el más famoso vendría siendo el de “Las flores del mal” del francés Charles Baudelaire. Me permitiré presentárselo para que aprecien a lo que me refiero.
Los amantes fervientes y los sabios austeros
adoran por igual, en su estación madura,
al orgullo de casa, la fuerza y la dulzura
de los gatos, tal ellos sedentarios, frioleros.
Amigos de la ciencia y la sensualidad,
al horror de tinieblas y al silencio se guían;
los fúnebres corceles del Erebo serían,
si pudieran al látigo ceder su majestad.
Adoptan cuando sueñan las nobles actitudes
de alargadas esfinges, que en vastas latitudes
solitarias se duermen en un sueño inmutable;
Mágicas chispas yerguen sus espaldas tranquilas,
y partículas de oro, como arena agradable,
estrellan vagamente sus místicas pupilas.
Quizá estos peludos de cuatro patas se la llevan bien con los escritores, posiblemente comparten un código secreto que les permite comunicarse y entenderse, de allí la inclusión de los mismos en textos de gran relevancia literaria. Este fue un post dedicado a esos amigos que maúllan y chocan en nuestras piernas solicitando nuestra atención; no olviden darle un cariño a estos felinos que han tenido relevancia incluso históricamente.
Referencias:
Imagen: Google imagenes.
Estoy de acuerdo, y más que curioso, a mí me resulta inexplicable como a alguien le puede desagradar la hermosa compañía de un gato :/ Tienes un voto :)
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Hola. Gracias @yiyi.maiola. Las personas no suelen comprender a los mininos, son independientes, pero al igual que cualquiera necesitan cariño.
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