Si no eres feliz
no sabes que vivir es bueno.
¿Cómo eres feliz?
Deja hacer.
Disfruta lo que tienes.
Desátate.
Comparte el momento.
Busca lo que crees que mereces sin arrollar.
No más largas a lo que debe concluir.
La memoria
valorará lo que hay que valorar.
El odio suele acumularse en las oficias.
Le gusta colgarse como telarañas entre tedio y tedio.
En la calle hay alegría.
Selecciona la tuya.
Revísala bien.
No sea que te complique al cerrar la puerta del hogar.
No sea que ensucie el ecosistema
al que aportas fuerza de trabajo.
La casa es sagrada.
El trabajo es un intercambio de respetos.
La alegría de la calle es todo tipo de alegría.
La alegría de la morada es más exigente.
Tu alegría es tu persona y tu persona es insuperable.
Ser feliz prodiga felicidad.
Sabes lo que das sin el tormento de las cuentas.
Te acatas a ti mismo.
Vibra con tus pensamientos.
Sedúcete.
Eres comunicación de energía.
Los remordimientos
son signos de cruz al hombro
sin que merezcas llevarla.
La inquina apura la vejez.
Resentirse enferma.
La queja es tuya.
Úsala en cuanto te sientas cabal.
Susténtala.
Arguméntala con buenas salidas.
El humor es un destello de agudeza
un relámpago culto
como la ciencia sabia de un refrán.