Ya ni el licor podemos escanciar
Todo se fue a las nubes
Qué fue lo que pasó
Qué sucedió para que de repente me quedara sin nada
Nos queda el trajín de los minutos
El recuerdo de los mejores momentos
Nadie sabe la hora ni el día en que todo será como ayer
El año casi termina
Está abriendo la puerta y se marchará en silencio
Nos taparon la boca con el miedo
Cada día nos hundimos más en el pozo de la angustia
Las enredaderas de la resignación cubren la casa de la melancolía
Con la noche ni el alma se aquieta
La fiebre de pensar en la caída de los torturadores
no contiene el cauce de las preocupaciones
En la orilla de la tarde el sol pinta un crepúsculo
En el relieve del cielo persiste el bermellón
Vivimos de costumbre casi al abrigo de la desesperanza
Resignados a contraluz
De espaldas a la felicidad que nos fue escamoteada
Cómplice la resignación acrecienta la penumbra
Nos hemos olvidado de las estrategias para desplegar las alas
Disfrazados de alegres
Somos escalera para los torturadores
Cada quien carga el ataúd de todo lo que fuimos