Adiós país de mis amores,
adiós a ti, tierra querida.
Me despido con mi alma herida,
llena de dudas y temores.
Despertaré entre los albores
de la mañana en otros mundos,
donde mis sueños moribundos
puedan sentir que hay esperanza,
y darle a mi vida una crianza
calmando este dolor profundo.
II
Adiós a mis seres queridos,
a mis padres, a mis hermanos,
a todos mis seres cercanos,
me los llevaré en mis latidos.
Adiós a momentos vividos,
eco incesante en mi memoria.
Hoy me despido de tu gloria
y de tu bravura pueril,
llevando tu fuego febril
en mi equipaje de Victoria.
III
Adiós, me voy a mi destino
con este pecho desgarrado,
cual ser silente secuestrado
entre la suerte y desatino.
Me llevo la fe en lo divino,
para que ilumine mis pasos.
La distancia estrecha los lazos
de quien se marcha sin querer,
queriendo algún día volver,
a los consentidos abrazos.
IV
Adiós al hogar caluroso,
al vecindario consecuente,
a la plaza donde mi gente
solía compartir sabroso.
Hoy me voy de este nido hermoso
cual pájaro surcando el cielo.
Volar alto será un desvelo,
vivir sin ti me hará un errante,
pero ahora soy soy emigrante
y le digo adiós a este suelo.