La razón se encuentra subordinada a la fuerza. Del imperio de la arbitrariedad emerge dominante la reprensión, la mentira y el descaro. Secuestrada la sindéresis es imperioso el rescate de la verdad y nuevamente transitar los caminos del bien, los valores, el honor y la dignidad.
Vamos a liberarnos de la pereza física, psíquica y de alma, el día nos necesita pilas, la vida nos espera alerta cuidadoso pero sin paranoia, con el amor a flor de piel y la esperanza en nuestro horizonte visual. A cabalgar en potro de los logros en las veredas y sabanas de un buen día.