Una jueza pidió suspender las PASO, aunque no por la pandemia (o porque las PASO demostraron no ser ese súper espacio electoral que todos plantearon en un principio), sino porque ella no está vacunada con la segunda dosis. De acuerdo a su "lógica", ella tiene una especie de derecho divino a recibir la vacuna por sobre todos, incluyendo los adultos mayores y grupos de riesgo.
Y son estas cuestiones las que desnudan las falencias de nuestra democracia, que se ha visto tan dinamitada por la pandemia y -más aún- los personajes de este calibre. Todos los ciudadanos tienen el derecho a recibir la primera y la segunda dosis, y la jueza (que también tiene el derecho a recibirlas) no tendría por qué estar colándose en la fila.