En una Argentina donde cada 20 horas una mujer es asesinada, son pocos los casos de violencia de género que terminan con un buen desenlace para la víctima. Tras la nota de ayer, Jésica, la vecina de Santa Eufemia que vivió hechos de violencia de género desde los 14 años, consiguió que se detuviera a su abusador.
¿Qué hizo falta para que el estado hiciera algo? 20 años de abuso sexual y psicológico, el suicidio de su hijo y la movilización del pueblo entero. Si Jésica no hubiese salido por los medios, su historia sería una de las tantas a las que -desafortunadamente- ya estamos acostumbrados. Por más ministerios de mujeres y género que tengamos, la Argentina no está preparada para abordar los casos de violencia de género.