Durante una mañana, en pleno febrero del 2017, un joven le robó el teléfono a una mujer. El hecho quedó registrado por un hombre que justo estaba ingresando a un banco cercano. El ladrón se dio a la fuga, pero chocó contra un vehículo y empezó a huir a pie mientras era perseguido por el banquero y un oficial de la Policía de Córdoba. En tanto, un hombre que estaba estacionado con su camioneta vio el suceso, sacó un arma y disparó al delincuente tras un breve intercambio de amenazas.
Este hecho, otro de tantos más de "justicia por mano propia" . En una primera instancia, la Justicia determinó que el hombre que efectuó el disparo incurrió en el exceso de la legítima defensa, aunque posteriormente otro juez determinó que no hubo delito por parte del hombre. Pero la investigación continúa, dado que en todos y cada uno de sus testimonios, el "justiciero" acomodó su relato a las pruebas que iban apareciendo en el expediente (al cual tenía acceso). Si bien todavía no hay un dictamen al respecto -a cuatro años de iniciar el caso-, cabe hacer esta pregunta: ¿La justicia por mano propia es una actitud particular de una sociedad civilizada o de una tribu?