El Jardín de las Delicias. (c.1503–1515)
Autor: Jheronimus van Aken “El Bosco”, (1450-1516)Dimensiones: 2,2 m x 3,89 m. Tríptico. Museo Nacional del Prado. Madrid. España.
Tríptico sobre paneles de madera de la escuela flamenca, perteneciente a uno de los artistas más originales y al mismo tiempo "conservadores" del pensamientos cristiano-católico.
No debemos confundir su originalidad y su estilo, con su posible y discutible pretensión “modernizadora” porque realmente ese no ha sido el caso. Podemos afirmar que es una pintura llena de simbolismo, trascendencia y mensaje. Es decir, una "abstracción intelectual" que ofrece información completa de la fe cristiana, un mensaje testamentario continuo, que transmite una enseñanza vital: "el camino del pecado conduce al infierno."
Por lo antes expuesto, la profunda fe cristiana, incluso ortodoxa de El Bosco, lleva su obra a parámetros metafísicos nunca antes vistos.
Recientemente y con motivo del 500 aniversario de la muerte del pintor, hemos podido contemplar esta importante obra de arte nórdico en una gran exposición en el Museo Nacional del Prado de Madrid, exposición galardonada con el premio "Global Fine Art" donde "El Jardín de las Delicias" ocupó la sala principal. Por otra parte, es importante destacar que la presente pintura fue adquirida en 1593 por el rey de España Felipe II con el fin de atesorarla en el Palacio del Escorial. De esta forma, se puede concluir que gracias a la vision artística de Felipe II, España reúne el mayor número de obras originales de El Bosco.
Ahora bien, los tres paneles de madera son un mensaje contemplativo y reflexivo sobre el comportamiento humano en el mundo, siendo que el panel central resulta esencial en esta obra maestra. El Bosco representa en ella la lujuria, que es el pecado que envuelve a todos los demás pecados capitales y es el camino que conduce a la corrupción. La vida es un cristal frágil, la mujer un símbolo pecaminoso, los frutos rojos la pasión irracional, las aves la volatilidad de la moralidad humana ... Todo ello reflejado en Adán, el único personaje que mira al espectador, situado en la parte inferior derecha del panel central, señalando a Eva como culpable del castigo del hombre. La tabla de la izquierda representa el Paraíso, Dios dando el espíritu vital a la mujer, Eva, pero también está representado la transgresión del ser humano a través del árbol del pecado y el agua estancada. El panel a nuestra derecha tiene como objetivo graficar el final, en otras palabras el castigo del infierno.
En suma, podemos mencionar que a lo largo de sus obras El Bosco ha efectuado una crítica feroz del devenir humano y de las instituciones representadas en la tierra. Incluyendo la iglesia misma, la cual ha sido simbolizada por medio de un cerdo con el tocado de una monja.
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