Fue en el año 2013 cuando la construcción de la línea 3 del metro de Santiago, la cual cruza todo el casco histórico de la ciudad, obligó el corte del tránsito por la calle Bandera; desde entonces, esta calle se utilizó como un espacio para el estacionamiento de vehículos.
Cuatro años después, la reapertura de la calle Bandera ha devuelto la vitalidad al centro de la capital chilena gracias a la alianza público-privada entre la municipalidad de Santiago y las compañías Banco Santander, Carlsberg y el Estudio Victoria —una oficina creativa formada por el artista chileno Dasic Fernández, el arquitecto Juan Carlos López y el gestor cultural Esteban Barrera— encargados del diseño de la calle.
Desde el pasado diciembre, la calle Bandera -abarcando desde Moneda hasta Compañía- es considerada uno de los paseos que tiene una de las intervenciones urbanas más grandes de Latinoamérica; cubre una superficie de 3.300 metros cuadrados y unifica un tramo de calzada de 400 metros lineales en un colorido lienzo donde el caminante puede encontrar desde sillas de playa, bancos, iluminación, un ‘parque’ así como cincuenta estacionamientos para bicicletas.
Tal y como recalcó el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, la apertura de la calle supuso un sueño para construir una ciudad más amable y devolverla a los peatones.
El color y la geometría de las formas pintadas sobre la calzada son los encargados de definir tres tramos distintos, los cuales se han basando en potenciar la Conexión Social, la Sustentabilidad y el Patrimonio. A pesar de que el diseño de cada tramo es diferente, la intervención está pensada en trabajar como un único tejido, unificando el espacio abierto.
El primer tramo se sitúa entre Moneda y Agustinas, y ha sido pensado como un espacio para la socialización. El Banco Santander, ha sido el encargado de financiar este tramo además de ocupar uno de los edificios aledaños a la calle. Es aquí donde el peatón puede encontrar gradas, bancos y estantes.
El segundo tramo parte hasta Huérfanos y se centra en la sustentabilidad. Este tramo cuenta con la financiación de Carlsberg, empresa que permitió la instalación de macetas, estacionamientos para bicicletas y una gran estructura de nueve metros de altura — concebida como una abstracción de un árbol— para iluminar la calle haciendo uso de energía fotovoltaica.
El tercer y último tramo funciona desde la Cuadra hasta Compañía y está dedicado al patrimonio. Es aquí donde se encuentra el Museo Chileno de Arte Precolombino y, a pesar de que este tramo no ha sido financiado por ninguna entidad, se espera que pueda haber una conexión con los establecimientos de la zona.