¿Le gustan las historias, que empiezan con un sentimiento, que ni sabias que existía? Si es así, acompáñame, a conocer uno de los últimos escritos de Franz Kafka, donde expone una de sus alegorías que desnudan el corazón ante el camino de la esperanza infantil y juvenil, bienvend@s...
En una tarde de otoño europeo, el escritor paseaba junto con su mujer Dora Diamant, el parque de Steglitz de Berlín, fue el escenario de una aventura de ensueño y esperanza; los esposos dialogaban, cuando vieron a una niña bañada en llanto, lloraba desconsoladamente; Dora se agachó, para intentar ayudar a la pequeña; -mi muñeca se ha perdido, no podré vivir sin ella, dijo la niña- a Kafka, se le ocurrió decirle: -quizás se halla ido de viaje-
¿Y cómo, sabes eso? -Dijo la niña- ah, verás resulta que soy cartero y tu muñeca mañana te enviará una carta; ¿puedes venir a esta misma hora? La niña, pensó brevemente; se secó las lágrimas y dijo: -trato hecho- y arrancó a correr… La esposa del cartero-escritor, le dijo: -estás comprometido, ¿qué vas a hacer? -Pues, mañana temprano, antes de mis escritos habituales, redactaré una carta para la pequeña. Al otro día, la niña y el cartero se encontraron…
*Fuente,-pinterest.com-
La primera carta decía: “Por favor no me llores, he salido por el mundo, para vivir aventuras; te prometo, ir contándote algunas, por medio de nuestro amigo el cartero, también te extraño” el libro cuenta que esa relación de cartas y encuentros duro varias semanas, donde se tejió una amistad poco usual. Un día la niña desapareció, el cartero no dejó copias de los viajes de la muñeca; pero cada uno de los lectores podría crear una carta, con aventuras y compartirlas; -el caminante las espera-
*Nota: Está publicación pertenece al mismo autor del blog:
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