El Proceder de Pablo
La Ley; como nuestro "ayo"
¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
Gálatas 3:21-24
El ayo es; un pedagogo, un maestro o encargado de la educación y cuidado de un niño y tenía toda la autoridad de corrección de un padre en su ausencia.
Tradicionalmente se la ha entendido como Ciencia General de la educación del hombre (pais, paidos niño: agojé, conducir o gobernar). El término “pedagogo” fue primero término aplicado al esclavo culto que en el siglo I y II del Imperio romano recibía el encargo de cuidar, criar y formar a los niños del señor. Como siervo culto, el pedagogo tenía su precio especial en el mercado. Sólo el nombre griego ya indicaba la frecuencia con que este esclavo provenía del Oriente griego
(copiado)Ayo o "Águila" es el nombre del servidor que en las casas reales (donde era uno de los oficios de Corte), las casas nobles y las familias ricas se encargaba de la educación inicial y custodia de los niños y jóvenes, a modo de tutor.
(copiado)
La ley como ayo o pedagogo cumplió su función hasta que vino Cristo el Salvador. Y fue el maestro por excelencia que trajo la verdad del Evangelio de Gracia. El Padre enviando a su hijo Unigénito a Salvar a sus hermanos menores.
porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo);
Romanos 10:4-6
De allí el asombro del Apostol de la gracia de que los Gálatas, otra vez procuraron establecer la ley y los preceptos para ser Salvos.
Ya que el fin de la ley es Cristo.
Jesús no puede ser Sumo Sacerdote ni Salvador bajo la ley porque es de la tribu de Judá, y tampoco un Levita, ya que no pertenece a esta línea.
Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.
Hebreos 7:11-17
Concluímos que Jesus es Salvador y Sumo Sacerdote como hijo de Abraham y como hijo de David, sin mesclar ambos.
Sigamos estudiando juntos la palabra de Gracia.
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