En poco menos de 60 días, una serie de ataques de 51% a redes de criptomonedas ha levantado las alarmas de inversionistas, casas de cambio, desarrolladores y autoridades. En los cinco casos registrados, los atacantes le dieron la vuelta a sistemas que fueron anunciados como una solución para ganar terreno en el mercado de criptomonedas, que cada vez más se ha vuelto un paisaje escarpado de pendientes y dificultades, utilizando los propios recursos de estos proyectos para aprovechar vulnerabilidades en los mecanismos de consenso.
Al copiar el sistema de consenso que utiliza Bitcoin, las redes de estas criptomonedas alternativas parecen estar expuestas a riesgos de ataque basados en el control del poder de procesamiento (PoW), que otorga a posibles atacantes la capacidad de tomar decisiones sobre la emisión de criptomonedas o el registro de las transacciones. Las fuerzas erosivas de los ataques de 51% parecen afectar la confianza de las personas a corto plazo.
En este contexto surge de nuevo la necesidad de evaluar qué están haciendo los proyectos de criptomonedas emergentes, porque, tan solo desde agosto del año pasado, al menos 44 bifurcaciones de Bitcoin han difundido la idea de que el código desarrollado por el equipo de Bitcoin Core no ofrece soluciones a necesidades de una parte de la comunidad bitcoiner. Bitcoin avanza lento en el desarrollo de un software que mitigue los problemas de congestionamiento, de valor de las comisiones, escalabilidad y seguridad, argumentan.
Entretanto, continúan apareciendo criptomonedas que en su legítimo derecho de incursionar en el mercado para competir, han copiado y pegado un código que ha sido probado durante nueve años; o quizá han desarrollado sus propios códigos durante poco tiempo y pareciera que fuese necesario cuestionar hasta dónde deben llegar cuando los problemas comienzan a aparecer.
La consecuencias no hubiesen sido predecibles hace un año cuando se pensaba que dada la magnitud del crecimiento de la red, la posibilidad de adquirir suficiente poder de procesamiento para obtener el 51% del cómputo de Bitcoin era remota. Hoy más que nunca esa posibilidad parece estar fuera del alcance de cualquier individuo o grupo que pretenda atacar Bitcoin -aunque el grupo de minería Ghash.io se acercó bastante en dos oportunidades entre el 2014 y 2015- para obtener algún tipo de beneficio derivado de la posibilidad de crear un ataque de denegación de servicio contra direcciones específicas o contra toda la red (DDoS), una estrategia para tomar posiciones de inversión en un momento en el que se obliga a las casas de cambio a generar un doble gasto o simplemente evitar que se confirmen las transacciones, para dañar la reputación de una determinada cadena de bloques.
Sin embargo, las propiedades que han hecho de Bitcoin una red segura no se trasladaron a otras blockchains que copiaron su código o que copiaron algún otro código y utilizan un método consenso de Prueba de Trabajo (PoW) de manera ingenua, sin la comprensión, quizá, de que no solo es necesario utilizar un determinado algoritmo de minado que distribuya el procedimiento entre muchos nodos y evite que uno de los participantes acumule tanto poder que pueda controlar el 51%, sino poseer una solución que se ajuste a las características de cada criptomoneda. Incluso criptomonedas que tienen un equipo de desarrollo que trabaja y se preocupa por el futuro del proyecto, se podrían ver afectadas por el hecho de que existe una brecha entre quienes son capaces de invertir en equipos de minería capaces de procesar grandes cantidades de datos y quienes implementan códigos de baja dificultad de minado para sustentar una infraestructura que no los deje rezagados frente a los grandes proyectos de criptomonedas.
Esta lista proporcionada por Husam Abboud estima el costo de un ataque de 51% a distintas redes de acuerdo a la capacidad del atacante de adquirir hardware especializado. Fuente: https://medium.com/@HusamABBOUD/rindex-the-robustness-index-87cdcf284faf
En un escenario hipotético un atacante de Bitcoin tendría que calcular cuántos Antminer S9 necesitaría, a un costo promedio de $2.000, y cuánta electricidad consumiría para controlar el 51% de 34.684.139.000 GH/s. Un análisis reciente estima que sería necesario invertir 2.270 millones de dólares para controlar el 51% de Bitcoin. Pero no ocurre lo mismo con otras criptomonedas de menor envergadura, sobre todo si se deja a un lado el modelo de adquisición de hardware por un modelo de migración de poder de procesamiento. Una fracción del 2,5% del poder de procesamiento de Bitcoin podría poner en jaque a Bitcoin Cash, debido a que utilizan el mismo algoritmo de minado pero requiere menos poder de procesamiento. Esto quiere decir que no sería ne...
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