Después de tantos años escondido, de perderme en el existencialismo y hablar con las mismas cuatro paredes por tantos años, sin conciliar el sueño, sin saber qué camino tomar, llego a la plenitud de mi vida.
Y es un estado fácil de explicar. Es el momento en que los problemas no existen, donde las deudas que algún día te pesaron se fueron volviendo polvo de un día para el otro; momento cuando cumples tus sueños y esperas un nuevo amor en tu vida.
Y así recibo la mía, en una noche fría de esas que tanto extrañe de mi fiel amante Bogotá, con un whisky en la mano y mirando como esta ciudad, que me albergo por tantos años, me escondió, me amparo, me hizo feliz y al mismo tiempo infeliz se convierte a la puesta del sol oscura y amarillenta.
Y tengo que decirlo, pues este camino no fue apacible conmigo. Es gracias a la música entonces como un hombre cualquiera, incluso vulgar e invisible aprende a narrar su propia vida y escribe una de las más grandes historias –mi historia- y al sentirme con fuerza poder decir, incluso que se trata de una de las novelas que jamás haya pensado escribir.
Y estas últimas letras son compuestas en amor, lucha, pasiones encontradas que se forman en ese ritmo efímero, crudo y real de la vida de cada uno de nosotros. La música, por ende es ese sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras. Y siempre que sea bueno y tenga pasión lo que vivas y sientas, la música será alimento de la felicidad y los sueños.
Quizás esta historia nunca sea leída, quizás se pierda en aire, quizás pasen mil cosas y no nos demos cuenta pero al final, siento la plenitud de estar vivo, respirando y esperando una nueva aventura que me traiga de nuevo a estas páginas en blanco. Por el momento, acá están escritos sueños, errores, noches prófugas de esas donde no podemos dormir, pero lo más importante, está el amor profundo que tuve, sigo teniendo y tendré por mucho tiempo por ti Margarita.
Desde un día cualquiera, de un mes sin nombre y con un año frío Jorge Duran.
By - Andrés Rodríguez - http://andresliterario.blogspot.com.co/2017/04/cartas-de-un-viajero-perdido.html