Navegando entre las sombras de la noche, sentí su respiración cortando la brisa marina.
Aún estando en lo más profundo del océano, logró encontrarme.
Percibo el olor a azufre, el frío que envuelve la cubierta del barco y me siento observado. Me doy la vuelta bruscamente intentando verlo, pero no hay nada a la vista en kilómetros en cualquier dirección.
Las olas golpean con fuerza e intento mantener el equilibrio. Escucho una voz muy baja, casi imperceptible, que me rodea. Mi corazón late con fuerza y comienzo a sudar descontroladamente.
De repente, oigo crujir la madera detrás mio y siento que algo roza mi espalda. El terror absoluto invade mi cuerpo y dejo de respirar. Volteo lentamente y finalmente lo veo...
TRES DÍAS DESPUÉS...
Despierto repentinamente sobre la cubierta, con quemaduras en todo el cuerpo y una sed incontrolable.
No recuerdo qué hago aquí y no sé cuánto tiempo llevo inconsciente.
Con mucho esfuerzo me logro poner de pie y sólo veo mar en todo el horizonte. Miro hacia el suelo y me doy cuenta de que estoy parado sobre un charco muy grande de sangre que no es mía. Escaneo con la mirada todo el barco y no hay nadie más. Camino hacia el camarote y se me hiela la sangre al ver sobre la mesa la parte trasera de una cabeza cortada. Muy lentamente me acerco y la giro hacia mi... Soy... Yo...
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