La casa estaba muy vieja, el perro tuvo que salir correo ya que la dueña no estaba de buen humor para darle la comida, así que encontró una nueva casa donde había un gran árbol y una nueva pareja que acaba de llegar de Chicago.
La pareja vio al perro les gusto tanto que se lo quedaron, buscaron un gran hueso y se lo dieron; el perro comió muy sabroso, como si nunca hubiera comido nada.
La joven pareja entro junto con el perro a su hogar, se sentaron junto a la chimenea por que de tanto desempacar ya estaban agotados, la música de la radio estaba muy buena, tanto que el perro saltaba y bailaba de la alegría.
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