Derrotado, Saddam Hussein se va de Kuwait pero, al hacerlo, quema 900 pozos de petróleo en ese país. Además, la ONU aplica un embargo petrolero a Iraq.
Como siempre, los mercados centraron su atención en Venezuela, pero no estábamos en condiciones de responder porque nuestra producción de petróleo estaba en declive.
En febrero de 1992, Chávez encabeza un intento militar. Otro ocurrió ese noviembre. Carlos Andrés Pérez fue despedido en 1993 y reemplazado por Ramón J. Velásquez. En 1994 Rafael Caldera fue elegido presidente. Ante tal inestabilidad, el país entra en una profunda crisis económica en la que sucumbe la mitad del sector financiero.
PDVSA y su filial Lagoven solicitaron a la Corte Suprema de Justicia que establezca mecanismos para aceptar inversiones privadas capaces de reactivar nuestra industria. En un discurso de Román Duque Corredor, el tribunal estableció las condiciones. Una de las formas en que se ajustaron a ellos fueron las Asociaciones Estratégicas para el Cinturón del Orinoco.
Al entender que el problema era más político que legal, PDVSA también solicitó al Congreso Nacional que establezca las Bases mínimas para proceder con la negociación de los Contratos de Apertura. Habiendo obtenido la aprobación del CSJ y el Congreso Nacional, se llevó a cabo un proceso de licitación absolutamente transparente, que debe haber llevado nuestra producción a más de 5 millones de barriles por día con una inversión total de 65,000 millones de dólares.
En el caso de las Alianzas Estratégicas, los contratos fueron enviados, una vez suscritos, para que el propio Congreso les diera su aprobación. Se firmaron cuatro grandes asociaciones estratégicas en la Faja del Orinoco: Cerro Negro, Sincor, Hamaca y Petrozuata, esta última firmada con ConocoPhillips con capacidad para producir 120,000 b / d.
A través de una organización llamada Fundapatria -presidida por Luis Vallenilla y Alí Rodríguez- un grupo de venezolanos que apoyó la candidatura de Hugo Chávez exigió ante el Tribunal Supremo la nulidad de la apertura petrolera. Durante su campaña electoral en 1998, el propio comandante fue el principal detractor del proceso, transformando su posición antiapertura en el leitmotiv de su campaña.
A pesar de la presión ejercida por Chávez una vez que fue elegido presidente, en agosto de 1999 la Corte Suprema de Justicia -en un discurso de Cecilia Sosa- declaró el caso nulo y sin efecto, ya que era evidente que todos los puntos legales se habían cumplido.
Pero Chávez no aceptó fácilmente una derrota. Era como Jalisco que si no gana, le quita. Como sus deseos no prosperaron en la Corte, procedió a la aprobación en 2007 - Via Habilitante - de una nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos que puso fin a la Apertura Petrolera.
A las empresas que habían firmado contratos se les ordenó "migrar" al esquema de empresas conjuntas o abandonar el país. Muchos aceptaron porque los precios del petróleo habían alcanzado niveles históricamente altos. Otros, ante la violación de los términos del contrato que equivalía a una expropiación, recurrieron al arbitraje internacional. Los hemos perdido a todos.
Entre los que no aceptaron "migrar" se encontraban Exxon Mobil y Conoco-Philips. Precisamente este último acaba de ganar un arbitraje ante la Cámara de Comercio Internacional que obliga a PDVSA a pagar 2.040 millones de dólares. Ya hemos perdido otro arbitraje con la misma empresa ante el CIADI del Banco Mundial. El monto a pagar en este caso aún no se ha determinado.
Las consecuencias de la actitud irresponsable del régimen hacia sus obligaciones contractuales serán devastadoras. Una ola de acciones similares podría desatarse. En los tribunales de arbitraje del Banco Mundial hay 45 casos contra Venezuela, de los cuales 24 ya se han decidido y están en proceso de ser recogidos.
Por cierto, alegando "falta de pago de los servicios prestados", Cuba también tomó recientemente -sin una fórmula de prueba- el 49% de las acciones que tenía PDVSA en la Refinería de Cienfuegos donde habíamos realizado una gran inversión. Lejos de protestar, el régimen los entregó "sin decir nada".