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Un día conversando con unos amigos qué lo habían invitado a una reunión en una de sus casas, se veían un tanto extraños hasta qué le dijeron, "Ernesto sabemos que estas pasando por una situación difícil, como todo el mundo pero nosotros hemos encontrado una forma de sobrevivir a toda está porquería y nos parece justo qué estés enterado y tomes tú una decisión al respecto" le dijo su amigo de toda la vida con una cara sería, lo indujo a qué continuara hablando y se puso más cómodo en el sofá, "Don Matteo está necesitando gente para qué le trabaje con sus negocios, pero todo tiene qué ser confidencial no se lo puedes decir ni a Isabel, ya qué la pondrías en peligro" le explicaron con lujo de detalle lo qué tenía qué hacer y cuando le dijeron lo qué podía ganar los ojos se le abrieron como platos, les dijo qué lo pensaría y se fue serio a su casa, Isabel lo esperaba con cara de preocupación y a penas entró por la puerta le dijo qué la pequeña lucía estaba enferma qué había ido al medicentro y le habían mandado unos medicamentos y cuando fue a la farmacia se había espantado con los precios, el sólo bajo su rostro y esto era una señal de qué no tenia más nada qué pensar.
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Debía alimentar a su familia y tener dinero en casa para hacerle exámenes a su princesita Lucía y poder pagar sus medicamentos, a la semana siguiente fue con sus amigos a la quinta de Don Matteo, allí le entregaron los papeles necesarios para viajar y cómo estaba previsto que era una entrega y trabajo de su ramo de carpintería no debería haber problema, al llegar al aeropuerto entregó su pasaje y pasaporte estaba un poco nervioso pero trató de no hacerse notar, todo transcurrió normal y pasó sin mayor inconveniente, el problema surgió al llegar al dorado al escanear el equipaje detectaron un contenido sospechoso por lo qué apartaron este y procedieron a llamar a su dueño, un encargado de seguridad del aeropuerto se dirigió a donde se encontraba Ernesto y le pidió qué lo acompañara, el sudor y nerviosismo lo delataban, no pudo más y sólo se echó a correr sin saber bien a donde, no costó mucho capturarlo y esposarlo, lo llevaron al cuarto de inspecciones y le informaron de su equipaje sospechoso, "Sr antes de proceder a hacer el examen le pedimos qué sea honesto de esta forma la sentencia no será tan severa por su cooperación", dijo un oficial mirándolo seriamente y con tono firme, Ernesto no pudo contener las lágrimas y confesó todo, resulta qué en los potes donde debería llevar la pega para sus trabajos había era un polvo blanco, de igual forma lo examinaron y el oficial solo dijo, "positivo para cocaína", le leyeron sus derechos y trasladaron a la penitenciaria para ser juzgado, Ernesto sería condenado de 15 a 20 años de cárcel, fuera de sus fronteras, lejos de su familia y dejándole toda una carga a su mujer, quien nunca le perdonaría aquella terrible decisión.
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Sabemos qué hay momentos de la vida qué pueden ser extremadamente difíciles de superar, momentos de crisis, de tormentas y de laberintos sin aparente salida, sin embargo es allí cuando se demuestra de qué estamos hechos realmente y a qué punto nos puede hacer llegar la desesperación, es cuando nos pregúntanos ¿Porque no me detuve a pensar en otra opción, porque no lo pensé mejor, qué me pasó? No podemos juzgar a nadie por sus decisiones cada quien es responsable de estas y debe asumir las consecuencias, siempre agota todas tus opciones y cuando se te acaben devuélvete e intenta nuevamente.