Tan cansado he llegado que me dormí muchas horas, pero después de tantos días volviendo a ser tan dichoso...
Porque experimentar la vocación y rodearte de la avidez de la juventud que inquiere es la manifestación poderosa del amor de Dios en nosotros. Entre los docentes y maestros de tantos pequeños que confían en lo que podemos darle y más. Por favor Señor que no fallemos, no por nosotros, sino por ellos. Porque no lo merecen. Amén.