Valencia, Venezuela 31-12-1983

Entre papeles de mi familia apareció esta fotografía, no recuerdo haberla visto antes ni donde fue tomada. En ella de derecha a izquierda aparecen, Don José Calero, mi abuelo, recuerdos con olor a picadura de pipa de cereza, chupetas y buenos momentos me asaltaron; junto a él, mi padre Juan Calero, hombre sabio, parco en palabras, fuerte de carácter y noble de corazón. Y en sus brazos, su servidor Jesús Calero, el menor de tres hermanos.

Tres generaciones, la primera inmigro a Venezuela desde Canarias, huyendo de la postguerra y dejando mujer e hijos en su tierra. Años después, lo seguirían tres de sus hijos.

Mi padre, el mayor, lo siguió muy joven, amó esta tierra, se convirtió en un venezolano de provecho, que admiraba a Uslar Pietri, que tarareaba Moliendo Café, un hombre que formó familia pero nunca abandonó a la que se quedó en aquella España arruinada, que conoció la Venezuela prospera y vivió su decadencia. Y que desilusionado, murió ya hace unos cuantos años.

Y por ultimo, ahí estoy yo, la tercera generación, dudando si debo imitarlos también, seguir los pasos de mis antecesores y abandonar como ellos la tierra que me parió para buscar una vida mejor.