Una de las situaciones que encontramos en todos los ambientes de interacción personal, ya sea a cualquier a nivel laboral o social es la Actitud Defensiva.
Y ¿Qué es la Actitud Defensiva o Actuar a la Defensiva?
Esto es una forma de actuar a través de un lenguaje verbal o corporal de aparente auto-protección cuando se cree o se detecta un peligro frente a un ambiente o persona que nos pueda causar un daño o que creamos que nos pueda causar algún daño.
Es decir; es una situación emocional de recelo y desconfianza que nos impulsa a actuar para prevenir un presunto o verdadero ataque.
¿Por qué actuamos a la defensiva?
La mayoría de las veces esto se debe al desconocimiento de algo, una situación, una información o mala interpretación de hechos o actitudes.
A veces nos sentimos ajenos a procesos o situaciones e incluso somos ajenos a ellos, pero tenemos que inmiscuirnos por una u otra razón sin habernos preparado bien o por el contrario nos oponemos de mala manera a participar de algo actuando defensivamente.
Entonces, las características con las que nos vamos a ver relacionados son; inseguridad con el entorno, miedo a no ser aceptados, miedo a ser juzgados o reprimidos, desconfianza, inseguridad y debilidad con uno mismo y esto nos lleva a asumir o imaginar que nos van a cuestionar y si no podemos manejar de forma positiva esto obviamente nos sentiremos atacados.
El lenguaje corporal de una persona que está a la defensiva.
Cuando estamos de algún estado de ánimo nuestras expresiones faciales lo denotan, hasta nuestro tono de voz cambia, nuestros ademanes o gestos corporales lo demuestran.
Por ejemplo, si estas feliz tu rostro se ve hasta iluminado, tienes una gran sonrisa, la arrugas en tus ojos o al lado de tus labios también lo demuestras, al contrario, si estás enojado tu ceño se frunce, tus ojos pueden llegar aparecer puñales que se clavan y tu voz se agrava y enseria, tus gestos pueden ir desde una cruzada de brazos hasta un manoteo aéreo.
Bien, de esta misma forma nuestro cuerpo se expresa cuando estamos a la defensiva, en el rostro hay gestos de seriedad con tendencia al enojo, las personas llegan a hablar rápido, todas las gesticulaciones corporales y faciales serán de incomodidad, enojo o estado de alerta por el peligro que acecha. Verbalmente podemos expresar más claramente nuestro temor a ese peligro con palabras de enojo, palabras altisonantes que pueden ser ofensivas o hirientes.
Todo este lenguaje será expresado de acuerdo al entorno donde la persona crea que está siendo atacada. También depende de la personalidad, la manera de canalizar las emociones y de la capacidad de relajación de la persona.
A veces no hará falta tener muchos motivos para usar esa autodefensa, para comunicarnos con reproches, ironías, sarcasmos y acusaciones hirientes si no aprendemos a manejar las emociones y diferenciar las críticas constructivas de las destructivas y sacar ventaja de éstas.
Debemos entender y asumir que estas actitudes defensivas no nos llevan a sentirnos aliviados o a superar las situaciones que nos incomodan, más bien, nos llevan a ponernos en guardia constante, a acostumbrarnos a ello y aplicarlo en todo, siempre estaremos a punto de molestarnos por cualquier cosa, a ponernos coléricos e incluso hasta sentirnos más ofendidos y empeoraremos más nuestra situación, alejándonos constantemente de la tranquilidad y la resolución de la incomodidad.
¿Cómo dejar de estar a la defensiva?
Si ya tenemos este problema o tenemos una persona que amamos o estimamos o incluso que trabajamos con ella y queremos y necesitamos que cambie esta actitud; debemos aprender y reconocer que es lo que le está pasando y cómo podemos ayudarla.
Nosotros mismos si reconocemos este problema de actitud podemos superarlo aplicando estos consejos que son súper útiles y efectivos.
1.- Admite y acepta que las personas no son tus enemigos u oponentes simplemente son personas a conocer y tratar.
2.- Si no entiendes algunas situación o mensaje de tu emisor, pregunta para que puedas entender de lo que se trata y así evitas crearte falsos conceptos y falsas situaciones de ataque.
3.- Controla tus emociones. Recuerda que siempre puedes intervenir de manera consciente sobre tus reacciones y más si ya las has reconocido. Relájate no te tomes todo a pecho y crea distracciones como plan B antes que te hagan sentir atacado.
4.- Aumenta tu autoestima, acepta siempre tus virtudes y defectos, fíjate en todo lo bueno que tienes y mejora lo malo. Piensa en positivo, nunca te compares, se cariñoso y respetuoso contigo mismo, desecha los malos hábitos y siempre recuerda lo bueno que hiciste en el día.
5.- Toma todos los comentarios negativos como simples críticas constructivas de las que vas a aprender y que sólo las tomarás para mejorar.
6.- Aumenta o desarrolla la confianza en ti mismo, expresa tus opiniones, pide lo que deseas o necesitas, siempre de manera respetuosa y educada, da a conocer tus ideas y sugerencias. Recuerda siempre, que se puede decir no sin sentir culpa, defiende tus ideas y la de los demás, así como las opiniones y posiciones frente algún tema si estás de acuerdo.
7.- ¡RELÁJATE!. Estamos aquí para vivir bien y en tranquilidad y para ello cuentas contigo y como decidas actuar.
Finalmente mi consejo personal, aprende a clasificar a las personas para poder sacar provecho.
No las dividas en buenas y malas o tóxicas y saludables, sólo vélas como personas, pues ya sea que las personas son malas o tóxicas quizás se trata de un problema de comunicación y entendimiento o simple miedo por un posible fracaso o quizá la otra persona está acostumbrada a actuar de ese modo temeroso, entonces entiende que lo mejor es mantener la distancia, evitar las confrontaciones y sólo tomar de ésta lo que nos interesa para seguir adelante sin pisotear, hacer menos o descalificar a la persona, con el tiempo ésta se dará cuenta que su mala actitud o actitud defensiva no te afecta.
El éxito depende de nosotros y nuestra perseverancia.
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Aloha!