¿Qué es real?
Algo en común que tienen todos los filósofos, es que jamás dan las cosas por sentadas, o en otras palabras, nunca toman las cosas como se les presentan. Ya que si bien hoy una verdad puede parecer obvia, no es extraño que resulte no ser cierta. Buscar, y encontrar, lo que consideramos verdad, importante, o hasta real, puede ser muy distinto a lo que el sentido común nos dice. La respuesta a la pregunta, ¿qué es lo más importante en la vida? es obviamente subjetiva. Para algunos puede que sea la familia o los amigos, para otros el trabajo o el amor, pero hay una clase de persona que decide completamente apartarse de lo común y encuentran el significado de su vida en "otras realidades", ya sea en libros, videojuegos, o comics.
Si bien la mayoría tenemos soluciones distintas a este problema milenario, podemos acordar que encontrar la felicidad en viajar por el mundo con tus amigos o compartir toda tu vida con tu media naranja, son validas respuestas pero... ¿por qué, como sociedad, vemos a las personas que escapan de la realidad, con desdén?
Y cuidado acá, tu respuesta no debe ser apresurada, ya que la manera en que contestes esto tiene directa relación a qué tú consideras como real, o no. Y eso generalmente trae algunos problemas, filosóficamente hablando.
La cueva
La semana pasada tocamos un problema que Platón nos planteó hace ya más de dos milenios y que aún nos deja con mal sabor de boca. Si no has leído la edición anterior, por aquí te la dejo, pero en resumidas cuentas, va algo así:
Algunas personas han sido encadenados en una cueva oscura desde su nacimiento, frente a una pared vacía. Todo tipo de personas y objetos pasan por detrás de los prisioneros, y se proyectan las sombras de todas esas cosas sobre la pared en frente de los encadenados. Estas sombras son todo lo que los prisioneros han visto en su vida, y llegan a comprender las sombras como la realidad. Los prisioneros pasan su vida entera comprendiendo solo esta realidad de sombras, hasta el día en que uno de ellos se escapa de sus cadenas, y se arrastra hasta el exterior.
Al principio, después de pasar toda la vida en la oscuridad, el hombre es cegado por el sol pero, con el tiempo, llega a ver que las cosas fuera la cueva son mucho más reales que las sombras que una vez aceptó como la realidad. ¡Ocupan un dimensión extra!, ¡piensa en cómo te sentirías! Repentinamente te diste cuenta que todo en lo que creías hace unos minutos atrás, resultaba ser no más que contornos de la "realidad". Nuestro protagonista se regresa a la cueva para decir a sus amigos la noticia sobre lo que ha encontrado. Pero la conversación no va de la forma que él piensa.
Él espera que se sorprendan por su descubrimiento, asume que van a estar tan ansiosos por salir de allí como lo está él por regresar. Pero ello piensan que está loco. En lo que respecta a ellos, está balbuceando sobre una "realidad superior" que ellos jamás han visto, ni oído, o tiene alguna evidencia de que exista. Para empeorar las cosas, al regresar a la cueva pobremente iluminada, después de estar en la luz del sol, el hombre se ciega temporalmente. Así que desde la perspectiva de sus amigos, su viaje al mundo exterior no solo lo ha vuelto tonto, hasta le ha dañado, ahora ya ni ve las sombras que antes eran todo su mundo.
Vivimos en una versión diluida de la cueva
Esta fue probablemente la primera vez que alguien ataco la idea de la realidad de manera tan exitosa. Cualquiera podría ponerse tanto en los zapatos de los que se quedarón en la cueva, como en los zapatos del aventurero con mala suerte. Y esto es porque lo hemos visto repetidas veces, es un tema ya usado y reciclado en todo tipo de forma de entretenimiento, desde películas a libros. Y en especial, es algo que hemos vivido.
Puede que no al nivel de The Matrix o de la cueva de Platón, pero todos hemos tenidos choques con la realidad, esas ocasiones cuando teníamos una idea creada y pulida por el tiempo y nuestro "sentido común", cuando de repente, nos damos cuenta lo errados que estábamos. Desde emociones como miedo escénico o nuestro primer amor, como crueles verdades, nuestros padres no siempre tienen la razón o que la vida no es color de rosa. ¿Podrías explicarle a tú "yo" del pasado estas nuevas realidades? ¿Te sentirías, a menor escala, como el protagonista de la alegoría de Platón de la cueva?
Escépticismo
Para poder atacar el problema sobre qué es real, tenemos que hacer uso del mismo mecanismo que usas cuando ves una película o lees un libro, tenemos que tener cierto nivel de escepticismo hacia nuestra propia realidad. Por ejemplo, 1984 o Ghost in the Shell, no tienen el mismo impacto si no aceptas la pequeña posibilidad de que nuestros gobiernos doblen en la esquina equivocada y que Corea del Norte nos empiece a parecer no-tan-mala o que la tecnología avance a tal punto que no sabremos diferenciar entre humano, cyborg, o robot. Y cualquiera de los problemas éticos y morales que eso conlleve.
De la misma manera, Platón intenta que imaginemos que estamos en la misma posición que los prisioneros en su cueva. ¿Cómo podríamos saber que no es así? ¿Y cómo estamos seguros que no confundiremos al borrachito de la esquina con la persona que nos llevará a una más "entera" realidad? De hecho, dice Platón, el mundo físico que creemos que es el más real, es en realidad una mera sombra de una verdad superior. Si esto te parece absurdo, y no estarías solo, piensa en cuántas creencias fueron una vez aceptadas como absolutas solo para más tarde resultar completamente absurdas. La tierra siendo el centro del universo, superioridad por color de piel, flebotomía para curar la gripe o que la tierra sea plana. Esos hechos resultaron estar muy alejados de la verdad. Por lo tanto, hay mucho empaquetado en esta pequeña historia, Platón está instandote a considerar que, si bien es extraño pensar en nuestra realidad como el contorno de algo más, la realidad no es tan simple como nos lo muestran nuestros ojos.
René Descartes
René Descartes fue un filósofo muy conocido y exitoso del siglo 17, fue una figura para la revolución francesa y una persona admirada por media Europa, pero por encima de todo, será recordado como el rey sin coronar del escepticismo. Este hombre estará por siempre en el podio la paranoia de cómo-sé-lo-que-sé, por llevarla a niveles extraordinarios. ¿Por qué Descartes era tan escéptico? Bueno, él se había dado cuenta de que muchas de las creencias que sostenía eran en realidad falsas. Todos nosotros atravesamos esto, es parte de madurar.
Esta revelación llevo a Descartes al limite, ya que cuando él creía esas cosas, no se daba cuenta de que eran falsas. ¿Y qué si algunas de las cosas que él todavía creía eran también falsas, y sólo no se había dado cuenta? ¿Cómo él podía saber que sus creencias eran verdaderas? Pues Descartes tomo una decisión algo extrema pero efectiva; la única manera de asegurarse de que él no estuviese sosteniendo ninguna creencia falsa era poner todas en dudas.
Temporalmente, por supuesto. Y esto dio lugar a la famosa analogía de la canasta de manzanas. Descartes imaginaba que todas sus creencias eran manzanas, y él, era la canasta. Si él quería saber cual de sus creencias eran falsas, tenía que deshacerse de sus estas y cuestionarlas una por una, de la misma manera que vacías la canasta si crees que una de tus manzanas está en mal estado. De esta manera, René revisó cada manzana individualmente, ya que si ignoraba la posibilidad de una manzana podrida, esta podría arruinar toda la canasta.
Él empezó por algo que la mayoría vería como contraproducente, de la misma manera que no creemos los exagerados cuentos de nuestros amigos o las promesas de políticos, no creemos algo hasta que lo vemos. Pero incluso esto, pensaba Descartes, era demasiado ingenuo. Nuestros sentidos nos fallan todo el tiempo, nuestro sentido del gusto nos falla cuando estamos enfermos, nuestra memoria nos falla cuando tenemos un déjà vu, nuestros ojos nos fallan más seguido de los que nos gustaría admitir y sin contar las veces que nos pasamos de copas y nuestro cuerpo ni siquiera responde a nuestros comandos. Para Descartes, esto era una clara señal de que no podemos confiar en nuestros sentidos. Es más, ¿cómo podemos estar seguros de que no estamos en una ilusión ahora mismo? ¿Cuantas veces has tenido un sueño tan vivido que aun cuando te despiertas, tardas unos segundos en entender que esta es la realidad?
Dado el nivel de escepticismo que Descartes tenía, esto era un problema mayor para él. Se dio cuenta que no podía empezar a devolver sus manzanas a la canasta ya que ni siquiera estaba seguro si estaban podridas o no, ya ni sabía si eran sus manzanas en primer lugar. René estaba en el punto de la desesperación. Pero luego... él se dio cuenta de algo. Él tenía razón para dudar de todo. Todo, excepto el hecho de que él estaba dudando. Él sabía que estaba dudando. Podía estar seguro de eso. Y si estaba dudando, entonces él tenía que existir, al menos como una... cosa, una cosa pensante. Después de todo, una duda es un pensamiento y, si hay un pensamiento, debe haber un algo pensándolo. Así que Descartes no podía saber que tenía un cuerpo, eso podía ser una ilusión. Pero él debía tener una mente o no podría haber tenido dudas acerca de sus pensamientos. Esta fue la más famosa epifanía de Descartes. En su libro, Meditaciones Metafísicas, él declara:
Cogito Ergo Sum
Yo pienso, por lo tanto, yo existo.
... Aceptar que mucho de lo que siempre has creído en realidad podría ser falso, si te lo tomas en serio, probablemente te hará sentir incómodo. No tiene que ser relacionado a algo tan profundo como la naturaleza de la realidad, Dios, o el significado de la vida, muchos se cuestionan cosas mucho más simples pero más influyentes en su felicidad. Cuestionarte tu carrera, tus decisiones, esas cosas que dijiste en esa discusión, o algo tan simple como cual café en verdad es tu favorito. Podrías sentirte temporalmente ciego, como el prisionero en la alegoría de Platón. Podrías cuestionarte tanto tu existencia que terminas siendo recordado como uno de los mayores escépticos de la era moderna, aunque eso sería una barra difícil de superar. Tus viejas amistades, que no estarán en este viaje contigo, podrían no gustarle mucho estos nuevos caminos que, pensar diferente, te abre.
Pero la filosofía también es necesaria. Porque, una vez que superas las incomodidades temporales, puedes ver las cosas de una nueva manera y puedes ver a través de cosas que solían engañarte. Así que si bien no alentó a nadie a cuestionarse toda su existencia diariamente, no está de más preguntarte de vez en cuando, ¿podrá ser que una de mis manzanas está podrida?
¿Y si el universo fue creado hace cinco minutos?
El filósofo Bertrand Russell llevo el concepto de escepticismo a otro nivel con este pensamiento problemático. En este escenario, conocido como la Hipótesis de los Cinco Minutos, el creador del universo, sea Dios, Dioses, el Big Bang, o el Monstruo de Espagueti Volador, podría haber creado muchos elementos del mundo para hacerlos parecer 'usados', de forma que parezcan viejos. Desde la radiación del fondo cósmico que demuestra la existencia del Big Bang, tus recuerdos de infancia, hasta el vacío en tu estómago que te hace creer que han pasado unas horas desde que comiste. Esta "teoría" parece absurda. Ilógica. Decir que es disparatada se queda corta, pero desafortunadamente no tenemos manera de probar que el universo sea más viejo que 5 minutos cuando lo ves de esa manera.
Pero aquí la pregunta que puede tu perspectiva de la vida dependiendo de como la respondas: ¿importa si todos nuestros recuerdos fueron creados hace 5 minutos?
Estimados amigos de @provenezuela, gracias por divulgar este tipo de temas en la plataforma Steemit, siempre son relevantes estos asuntos que tratan de dar explicaciones de lo que somos, de lo que hay alrededor nuestro o de la manera en que nos proyectamos en el mundo, entre otros aspectos de los que se ocupan los filósofos, tan necesarios, por cierto, en los tiempos atribulados en que vivimos.
Hasta donde sé, hay dos corrientes que explican desde lados opuestos eso que podemos llamar realidad. No sé si estoy en la vía correcta, pero entiendo que una de ellas es en la que está Platón el idealista y otros muchos filósofos para quienes es el sujeto el que "construye" la realidad a través de la razón y la otra, es la corriente realista, según la cual, la realidad está dada fuera de nosotros y la podemos aprehender con nuestros sentidos. Creo que por esta segunda vía va Francis Bacon y los positivistas y no sé si antes Aristóteles.
La metáfora de la caverna, como bien dicen ustedes, sirve mucho para desmontar verdades muy arraigadas y en ese sentido, creo que es un extraordinario recurso para librarnos de ataduras que limitan la posibilidad de hacer relecturas o dudar, como diría Descartes, de lo que hay fuera de nosotros y hasta de nosotros mismos.
Sigan con estos temas para llenar el espíritu.
Saludos.
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¡Hola @tresminotauros! Qué bueno que te haya gustado esta edición :)
Tal cual como dices, tenemos una corriente que busca explicar la realidad a través de ideas abstractas que es el racionalismo, y la que explica la realidad con nuestros propios sentidos, con nuestras experiencias, que es el empirismo. Ciertamente ambos eran empiristas pero si no me equivoco Bacon es considerado el padre del empirismo.
Gracias por tu comentario, espero que nos sigas leyendo. ¡Saludos!
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Seguro amigo jc21.ramos, estos temas me gustan mucho. Saludos.
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